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Ingeniera minera peruana gana premio de la SME en Estados Unidos

La ingeniera Rosa María Rojas, egresada de la especialidad de Ingeniería de Minas PUCP, obtuvo el “Outstanding Young Professional Award” otorgado, por primera vez, por la Sociedad de Minería, Metalurgia y Exploraciones (SME) en EE.UU., a un profesional sudamericano. Ella es fundadora y presidenta de “Women in Mining” Arizona (2019) y Gerente de Programa Tecnología e Innovaciones de la división de “Minería y Exploraciones” del SME EE.UU. (2018).

Además, es una líder genuina orientada a resultados a través del trabajo en equipo. Ingeniera de minas senior bilingüe con 13 años de experiencia en compañías mineras multinacionales como Barrick Gold, Grupo México, BHP Billiton y Freeport-McMoRan en Perú, Chile y Estados Unidos, así como catedrática y directora de programas ejecutivos en minería en la Universidad de Arizona.

Posee un historial de éxito en liderar, gestionar, desarrollar y colaborar con equipos multidisciplinarios promoviendo el respeto, la empatía, la confianza y la ética laboral

Coméntenos sobre el premio de Outstanding Young Professional. ¿Qué significó este logro para usted?

El premio “Outstanding Young Professional Award (Profesional Joven Sobresaliente)” de la división de Minería y Exploraciones de la Sociedad de Minería, Metalurgia y Exploraciones (SME) de EE.UU. fue establecido en 1996 y reconoce los logros meritorios de un profesional joven, menor de 35 años, que trabaja en la industria minera y de exploraciones (incluidas las carreras académicas y gubernamentales relacionadas) a nivel nacional en EE.UU.

Un gerente senior americano del SME con quien trabajé en el comité de M&E me nominó para este premio en el 2016, la nominación no se concluyó debido a que tomé licencia por maternidad. Pasó el tiempo y en el 2017, el comité del SME me comentó que mi nominación seguía en pie y que alguien más me había nominado para este premio. Se enviaron los requerimientos de la nominación, documentación respectiva del aporte a la industria y academia, cartas de recomendación de mi labor por stakeholders de mi trabajo, etc., meses después el comité evaluador del SME me notificó que era la premiada del 2018.

Para mí fue una alegría inmensa y difícil de creer al inicio, este premio lo recibí con la mayor humildad y honor posible, debido a que al igual que yo, sé de muchos profesionales jóvenes que aportan de importante manera a nuestra industria minera a nivel mundial, y me siento muy feliz de ser uno de ellos. Tengo el gran honor de compartir que soy el primer sudamericano ganador de este premio, anteriormente solo un colega mexicano fue reconocido y el resto fueron americanos desde 1996.

Para mí este premio y lo alcanzado hasta el día de hoy, es un sueño hecho realidad, y algo que no creía posible cuando era una niña viviendo en un barrio modesto de la capital. Estoy muy agradecida y orgullosa de mis raíces, nieta de agricultores en los Andes de Perú, e hija de padres luchadores que trabajaron muy duro para brindarnos educación a mí y a mi hermano, con lo cual tuvimos mejores oportunidades de vida, ellos me mostraron que todo era posible con pasión, compromiso y perseverancia. Soy la primera ingeniera de la familia, posteriormente mi hermano se graduó también como ingeniero.

Asimismo, quisiera resaltar mi agradecimiento a mi familia, profesores, mentores, colegas y amigos que me han apoyado a lo largo de mi carrera para mantenerme firme y perseverar en mis objetivos personales y profesionales. Particularmente a mi esposo José Luis Quispe, quien es también ingeniero de minas peruano, por trabajar en equipo como padres de familia y a mis padres Aníbal Rojas y Celia Espinoza, mi suegra Leonor Llerena, y tía Gladis Espinoza, quienes se turnaron para apoyarme con mi bebé, cuando mi esposo tomó una asignación internacional por casi dos años, lo cual me permitió seguir laborando en EE.UU. donde no tenemos familia ni ayuda.

Luchen por sus sueños, no permitan que nadie determine su valor, capacidades ni limitaciones, ni siquiera sus familiares más cercanos, que no acepten un “tú no puedes”.

¿Cómo nació su interés por la Ingeniería de Minas? ¿Siempre supo que era su pasión?

Tuve la fortuna de vivir en mi adolescencia en un campamento minero. A fines de los 90 mis padres se unieron al equipo de la Mina Pierina de Barrick Gold (Huaraz), en las áreas de contabilidad y relaciones comunitarias. Debo confesar que en esa época no tenía intenciones de estudiar ingeniería de minas, no tenía mayor conocimiento de la minería. Mi pasión la fui descubriendo poco a poco. Ingresé a la PUCP en el 2001, a la especialidad de Ingeniería de Sistema y luego hice mi traslado a Ingeniería Industrial, y lleve el curso electivo de “Introducción a la Ingeniería de Minas”, más que todo por la curiosidad. Fue allí donde me enamoré de la carrera y decidí cambiarme de especialidad, me motivaba pensar que podía ser parte de una industria de vital importancia para cubrir las necesidades más básicas de nuestra sociedad moderna, el proceso de extracción de minerales y su procesamiento, me fascinó desde el primer día. Hoy, casi veinte después puedo reafirmar que es mi pasión.

La Ingeniería -y particularmente la de Minas- está altamente “masculinizada”. ¿Usted, personalmente, sintió que su trayectoria fue más dificultosa por el hecho de ser mujer?

Tendría para contar muchísimas anécdotas y experiencias en este sentido. Definitivamente la industria minera es una industria dominada por varones, en menor o mayor grado a nivel mundial, y esto va a ser muy difícil de cambiar si no formamos, retamos y avanzamos a ingenierías de minas en posiciones de liderazgo en la industria, gobierno y academia, que puedan influenciar un cambio desde las altas esferas.

Desde mi época de estudiante tuve que trabajar muy duro no solo para adquirir los conocimientos de la carrera, sino para forjar mi carácter y demostrar mi capacidad y aporte a la industria. Tuve que vencer muchos prejuicios como ingeniera joven en las minas. He trabajado en operaciones mineras en minería subterránea y superficial, los trabajadores, particularmente en minería subterránea, no estaban acostumbrados a tener a una compañera mujer, fue un trabajo arduo, pero aprendí mucho de lo bueno y lo malo que conllevaba el trabajo.

Para mí más que una carrera, se convirtió en un reto personal y de vida, el poder mantenerme en operaciones mineras para generar un cambio desde adentro. Particularmente, en la industria minera de Sudamérica me encontré en muchas situaciones donde era prejuzgada por mi apariencia y edad y no por mis capacidades técnicas y de liderazgo, tuve que aprender a vencer estos obstáculos y seguir en la carrera. Fui la única supervisora de minas mujer en la Mina Escondida (BHPB) en Chile, la mina de cobre más grande del mundo, en mi guardia de 300 trabajadores varones (existían cuatro guardias), y tuve que mantenerme firme ante diferentes retos como discriminación e inclusive acoso, en esa época no existían organizaciones como Women in Mining y uno tenía que aprender a defenderse por una misma, denunciar eventos al área de recursos humanos podía traer muchas repercusiones laborales y nunca lo hice.

Me siento muy orgullosa de decir que he trabajado como se diría “al pie del cañón”, haciendo turnos de noche e incluso esfuerzos físicos (que no volvería a hacer) que conllevaba el trabajo. Debido a esta experiencia adquirida pude seguir creciendo en mi carrera, haciendo el diseño de la mina y planes de minados, y posteriormente realizar mi Maestría en Ciencias en Ingeniería de Minas en la Universidad de Arizona y llevar a cabo temas de investigación para hacer la reingeniería de la supervisión en minas aplicando análisis de datos y tecnología de información que implementamos en las minas de carbón de EE.UU.

“Todos nosotros podemos ser un agente de cambio e influenciar positivamente para alcanzar una verdadera inclusión en la industria minera mundial”.

¿Cuál fue su motivación para presidir el capítulo Women in Mining (WIM) Arizona? ¿Cuáles son sus actuales proyectos relacionados a este tema?

Mi mayor motivación fue crear un espacio donde las profesionales en minería, especialmente las profesionales técnicas mineras, como ingenieras de minas, pudiéramos compartir nuestras experiencias y retos de manera abierta y potenciar nuestras habilidades para alcanzar puestos ejecutivos en la industria de la minería, además de reforzar un sentido de pertenencia en nuestra industria. En la actual minería de EE.UU. y de acuerdo con las últimas estadísticas de agencias del gobierno, solo 13% de la fuerza laboral en minería está compuesta por mujeres, y en su mayoría estos son puestos administrativos y no en operaciones de mina como ingenieras, entonces hay mucho trabajo por realizar aun en ese sentido.

Nuestra visión como WIM Arizona es ser una organización no gubernamental con el fin de atraer, retener y avanzar profesionales en la industria minera, así como educar a nuestros miembros y al público en los diversos aspectos de la minería. Somos una organización inclusiva, todos son bienvenidos a participar. Actualmente, contamos con más de 200 miembros, solo en el estado de Arizona, en tan solo un año desde nuestra fundación.

Asimismo, les comparto que estoy apoyando a la nueva Red de Ingenierías de Minas (RIM) en Perú, debido a que las mujeres sufren la misma situación. A pesar que el porcentaje de mujeres en la minería peruana refleja un crecimiento respecto a años anteriores, este crecimiento esta mayormente relacionado a posiciones administrativas y de soporte, y no así para las profesionales técnicas en minerías como lo son las ingenierías de minas en operaciones mineras y/o puestos gerenciales y de liderazgo a nivel nacional. Entonces existe aún esta dificultad y necesidad en el mercado laboral. Debido a que RIM Perú está armando la base de datos de egresadas de la carrera de ingeniería de minas del Perú, puedo comentar que está siendo muy difícil ubicar a las ingenieras de minas senior con más de 15 años de experiencia, debido a que son muy pocas, y al parecer un gran número han dejado la industria. Justamente, unas colegas y yo estamos comenzando una investigación al respecto para poder generar una línea de base sobre la que se pueda medir el real progreso de ingenieras de minas en el Perú.

Las barreras que tenemos como ingenieras de minas, después de la maternidad, son múltiples en operaciones mineras. Tuve la oportunidad de experimentar ambas, trabajar por sistema de turnos, “subir” y “bajar” de la mina cada cuatro días, antes de tener mi familia; y vivir en una ciudad minera con mi familia, lo cual me permitió poder vivir mi etapa de maternidad y desarrollar mi labor profesional en la mina misma sin mayor problema. Existe aún mucho trabajo y oportunidades en este sentido, por parte de las empresas mineras y de servicios, para poder mantener la fuerza laboral de profesionales técnicas mineras en el mundo y no haya deserción de la carrera, sin embargo, se ha mejorado respecto a décadas pasadas.

Personalmente, ¿Considera que en Estados Unidos las oportunidades para las mujeres son mayores que en Perú? Si su respuesta es sí, ¿cuáles son los obstáculos y retos que identifica en la situación peruana?

La sociedad del país y la cultura, de por sí, influyen mucho en este sentido, si hablamos de países en desarrollo versus países desarrollados las oportunidades son distintas, e inclusive entre distintos países en Sudamérica misma varia. A nivel de sociedad hay mayores oportunidades para mujeres en EE.UU. versus Perú, de por si las niñas crecen empoderadas y son mental y emocionalmente fuertes para sobrellevar los retos que vienen en el camino, y pienso que es allí donde nosotras, viniendo de una cultura más tradicional, tenemos que realizar un trabajo personal e interno para sentirnos capaces, como dirían en Chile “creerse él cuento” y sentirnos merecedoras de las mismas oportunidades, sin distinción de género. Incluso en Chile he experimentado un mayor empoderamiento de la mujer en la sociedad, que en Perú.

Muchas veces fui la única o una de las pocas ingenieras de minas trabajando en operaciones mineras por más de una década, en Perú (Cerro de Pasco, Moquegua y Huaraz), Chile (Antofagasta) y EE.UU. (Arizona), en reuniones de gerencia, etc. y sentí que no había una inclusión verdadera por parte de algunos colegas del grupo, una no validación profesional y sentido de pertenencia a la industria, y en conversaciones informales con colegas mineras, ellas compartían mis mismas impresiones.

En EE.UU. encontré, como dirían aquí, “mi voz y mi propósito”, me di cuenta de que todos nosotros podemos ser un agente de cambio e influenciar positivamente para alcanzar una verdadera inclusión en la industria minera mundial. Estoy muy agradecida de haber buscado y accedido a oportunidades de liderazgo a nivel laboral como en la Sociedad de Minería, Metalurgia y Exploraciones (SME), WIM entre otras organizaciones, que me mostraron que es posible.

Propiamente en la industria minera, podría decir que los retos son distintos pero similares, entre Perú y EE.UU. Por ejemplo, existen mayores oportunidades de acceder a estudios y puestos de trabajo en minería en EE.UU., pero cuando estas adentro, en las minas, son los mismos retos. Particularmente cuando uno va tomando puestos más senior y tienes que argumentar tu posición, recomendaciones de planes de ingeniería e ideas con la gerencia, pasa que puedes decir una idea brillante, pero no te prestan mucha atención, luego un colega varón americano, repite la misma idea y sí la escuchan y validan, entonces la lucha está ahí y es un día a día, es un tema de “unconcious bias”. Además, agregaría que ser una mujer sudamericana en EE.UU., implica otro tipo de retos, que ya no son solo de género, sino de idioma, de etnia y cultura, que he tenido que asimilar y seguir demostrando nuestro aporte con nuestro trabajo.

Un cambio real comienza con pequeñas conversaciones, reconociendo y abordando los temas incómodos y reclutando aliados que nos ayuden a cambiar el ambiente de trabajo desde su perspectiva y posiciones de poder e influencia.

¿Qué es lo que más destaca de su formación en la PUCP?

La formación que recibí por parte de mis profesores tanto en Estudios Generales Ciencias como en la Facultad de Ciencias e Ingeniería y en la especialidad de minas, es que la PUCP es una comunidad académica diversa, plural y tolerante, respetuosa de las diferencias, democrática e inspirada en principios éticos. En la Sección de Minas, particularmente, la importancia y responsabilidad de una minería sustentable y segura, respetuosa con sus entornos.

Resaltaría la visión de algunos profesores como el Ing. Mario Cedrón quien nos apoyó e impulsó a buscar oportunidades de desarrollo en la industria, en mis inicios como estudiante cuando desconocía de oportunidades de estudios y trabajos en minería, tanto dentro como fuera de Perú, fue él quien buscó fondos de la industria y nos ayudó como estudiantes a asistir a la conferencia anual del SME en EE.UU., luego fundar el primer SME Student Chapter del Perú, lo cual amplió nuestra visión del mundo. Además, la Dra. Silvia Rosas, la Dra. Maribel Guzmán y otros profesores de la PUCP generaron un impacto positivo en mí. Posteriormente, algunos egresados de Minas PUCP quienes siempre estaban dispuestos a dar una mano, o un consejo, como el Dr. Víctor Tenorio quien me orientó, a mi llegada a la Universidad de Arizona, etc.

¿Qué mensaje tiene para las niñas y mujeres jóvenes interesadas en la ingeniería?

Yo les diría que luchen por sus sueños, no permitan que nadie determine su valor, capacidades ni limitaciones, ni siquiera sus familiares más cercanos, que no acepten un “tú no puedes”, que sean resilientes, debido a que ambos varones como mujeres, tenemos las mismas capacidades y a la vez distintos talentos, somos únicos.

Les diría que se empoderen desde temprana edad y el empoderamiento no viene de fuera sino desde dentro, es algo que uno construye con experiencias y diría con sueños, con ver una sociedad donde las niñas sean empoderadas y tengan las mismas oportunidades de desarrollo como en los países desarrollados del mundo, que se les permita reparar cosas, que no haya un sesgo predeterminado de actividades relacionadas a niños y niñas, que se les dé la misma oportunidad de desarrollar sus capacidades ingenieriles, como construir bloques, arreglos en 3D, etc. Que no se inculque en las niñas el deseo de ser “buenas, bonitas y obedientes”, que se les repita que son “capaces, atrevidas y valientes”. Actualmente, existen mucha información y herramientas para los padres para poder educar a sus hijos y a la futura sociedad de manera óptima. Yo misma soy madre y veo un mundo lleno de oportunidades para las futuras generaciones, y es un cambio que comienza por nosotros mismos.

*foto extraída de linkedin

 

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