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Roque Benavides: “En el Perú, no hay actividad empresarial más descentralizadora que la minería formal”

Los efectos de la pandemia del Covid-19 significan, para todos los peruanos, uno de los mayores retos que nos ha tocado enfrentar como país. A un año del Bicentenario de nuestra Independencia, el mejor homenaje que le podemos hacer a los fundadores de la patria y a nuestros compatriotas que perdieron la vida este año es sobreponernos, aprender las lecciones que nos deja esta crisis y trabajar juntos por la reconstrucción del Perú. En ese sentido, la minería formal, promotora del desarrollo sostenible, como siempre, estará en la primera línea en los esfuerzos por la reconstrucción nacional.

Quisiera subrayar que, iniciada la etapa de la reactivación económica en el marco de la emergencia nacional, la minería formal puso rápidamente a disposición del país 141 mil empleos directos que permiten a miles de peruanos continuar sosteniendo a sus familias, y a lo largo de estos meses muy duros para nuestra patria, ha sido solidaria al unirse con las autoridades para llevar oxígeno esperanzador y ayuda concreta a miles de personas afectadas por los embates de la pandemia.

En estos momentos tan difíciles para todos, las empresas mineras formales han sabido estar a la altura de las circunstancias, y esto no ha sido una mera actitud reactiva, sino que forma parte de un compromiso permanente con el desarrollo sostenible del país.

En el Perú, no hay actividad empresarial más descentralizadora que la minería formal, porque genera trabajo y cataliza oportunidades en zonas geográficas de difícil acceso, donde el Estado muchas veces no puede atender las expectativas de las comunidades locales, ahí donde están las familias que cultivan la tierra, pero que carecen de agua, donde hay jóvenes que tienen que ir a las ciudades en busca de empleo, y donde hay niños que necesitan una buena nutrición y una educación moderna, palancas importantes del desarrollo humano.

¿De qué hablamos entonces cuando nos referimos a la minería? Esta es una actividad clave para reactivar la economía del país, y lo interesante es que contribuye a su desarrollo en tres niveles: local o comunal, regional y nacional. ¿Y a qué nos referimos con desarrollo sostenible? A las actividades humanas que se realizan en equilibrio con la naturaleza y la sociedad, es decir, las que generan valor y riqueza hoy, pero pensando también en el futuro de los recursos naturales y en la calidad de vida de las poblaciones vecinas.

Estas son las características y virtudes de la minera peruana moderna, tal como está descrito en el libro “La minería responsable y sus aportes al desarrollo del Perú”, el mismo que está disponible en el portal web de Buenaventura, sección Publicaciones (www.buenaventura.com).

Pero en esta oportunidad, por invitación del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), quisiera referirme particularmente a los aportes que desde Buenaventura hacemos a favor del desarrollo sostenible.

Compañía de Minas Buenaventura es una empresa peruana con 67 años de vida institucional. Mediante unidades de producción, centrales hidroeléctricas y proyectos de exploración hoy está presente en ocho regiones del país.

Nuestro enfoque de minería comprometida con el desarrollo sostenible se basa en cuatro pilares: fortalecer las actividades tradicionales a las que se dedican nuestras comunidades vecinas; impulsar con ellas una “hermandad del agua” para obtener este preciado recurso que debe ser compartido entre todos; fortalecer la educación y la salud como una estrategia para potenciar capacidades individuales y colectivas; y velar por la vida de nuestros colaboradores, para lo cual la innovación y la tecnología juegan un rol muy importante.

Uno de los mitos que existe alrededor de la actividad minera es que una vez que se agota el recurso mineral, las empresas se van sin trascender positivamente. Absolutamente falso.

En Buenaventura, por ejemplo, en alianza con nuestras comunidades vecinas y emprendedores locales, hemos logrado fortalecer las actividades tradicionales como la agricultura, la ganadería o la textilería, e incorporarlas a los mercados.

La lógica es tan simple como efectiva. A través del Programa de Desarrollo Productivo y Articulación Comercial de Buenaventura (en adelante PRA Buenaventura) introducimos asesoría técnica y comercial para que, por ejemplo, los agricultores del valle del Colca, en Arequipa, los productores de quesos de Huancavelica o los mejores exponentes de alfalfa de Oyón, en la sierra de Lima, puedan comercializar productos mejorados y más atractivos. Las ganancias son destinadas íntegramente a fortalecer la economía de las familias que participan en este programa. Proyectos similares de desarrollo productivo se ejecutan también en Cajamarca.

Con mucha satisfacción estamos en capacidad de comunicar que estas iniciativas orientadas a fortalecer las actividades tradicionales de nuestras comunidades vecinas han generado S/ 45 millones en ingresos para los propios productores locales en el periodo 2014-2019. Pero lo que es más importante, juntos, empresa y comunidad, hemos logrado aprender y crear corredores económicos y de progreso para la comunidad.

“La hermandad del agua”, el segundo pilar, debe ser la cristalización de uno de los lemas más constructivos que deberíamos tener como país: agro sí y mina también.

Lejos de generar enfrentamientos, la gestión del agua (hoy más importante que nunca porque es clave para las acciones preventivas sanitarias) nos debe unir a mineros y agricultores para que con una visión de cuenca sigamos construyendo embalses en las alturas para captar agua de lluvia y, una vez almacenada, poder distribuirla a lo largo del año a todos los actores que necesitamos del recurso. Agua es vida, y hoy agua es también sinónimo de salud.

En las operaciones de Compañía de Minas Buenaventura, siempre en alianza con las poblaciones vecinas, hemos construido embalses –verdaderos activos ambientales– para almacenar agua en época de lluvias, la cual posteriormente se emplea en temporada de sequías en beneficio de las poblaciones cercanas a nuestras unidades.

En la actualidad contamos con una capacidad de almacenamiento de aproximadamente 120 millones de metros cúbicos al año en 13 reservorios.

Y dentro de nuestras operaciones el manejo del agua también lo asumimos con mucha responsabilidad. Por ello, buscamos priorizar su recirculación y reutilización, especialmente en los procesos metalúrgicos, obteniendo como resultado la recirculación del 94% de la cantidad de agua utilizada en nuestras unidades de tajo abierto y 84% en las subterráneas.

El tercer pilar de una actividad minera comprometida con el país y el desarrollo sostenible es fortalecer y modernizar la educación y la salud en localidades ubicadas en nuestra área de influencia.

En el ámbito educativo, en Buenaventura impulsamos distintos proyectos como Aprender para Crecer y Enseña Perú, mediante los cuales buscamos fortalecer las capacidades de los docentes y desarrollar habilidades en los alumnos de primaria y secundaria. Estas iniciativas benefician a más de 3 100 estudiantes y 244 profesores en 70 escuelas en cinco regiones del país. Dentro de estos proyectos se encuentra también el Programa Integral de Becas que busca incrementar posibilidades en los jóvenes para acceder a estudios superiores, incluyendo al Programa Beca 18.

Además, continuamos con el impulso de la Universidad para el Desarrollo Andino (UDEA) en Lircay, Huancavelica, que cuenta con 450 estudiantes y 250 egresados. Esta casa de estudios es la primera en impartir educación bilingüe quechua-castellano en el Perú. Asimismo, es la primera universidad ubicada en provincia en recibir el licenciamiento de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu).

La salud, como servicio esencial que dignifica a la persona siempre ha sido una parte importante de nuestro trabajo con las poblaciones locales. En Buenaventura contribuimos a través de campañas periódicas que llevamos a cabo en nuestras unidades y en las localidades vecinas. Una de las más importantes es la que se realiza anualmente en Huancavelica junto con médicos de la organización Peruvian American Medical Society (PAMS), el personal de la Red de Salud Pública de la provincia de Angaraes, médicos del Hospital de Lircay, así como alumnos de la Universidad para el Desarrollo Andino (UDEA). Desde el año 2006, las campañas PAMS han brindado a la población de Lircay y de otras zonas de Huancavelica más de 14,802 atenciones médicas y 515 cirugías a niños, adultos y personas de la tercera edad en situación de extrema pobreza.

Con el surgimiento de la emergencia sanitaria por el Covid-19, en Buenaventura hemos reenfocado nuestra gestión social al nuevo contexto que estamos viviendo. En ese sentido, trabajamos juntos –empresa, autoridades y comunidades– en la protección de la salud de nuestros colaboradores y de las poblaciones de nuestro entorno.

También hemos fortalecido los canales de coordinación con las autoridades locales, con quienes estamos colaborando activamente a través de los puntos de control sanitario de los centros poblados aledaños a nuestras unidades mineras.

De manera complementaria, venimos brindando capacitaciones y entregando insumos de bioseguridad en los centros de salud de las comunidades.

A la fecha, desde Buenaventura hemos donado más de 60 mil productos de bioseguridad, más de 20 toneladas de víveres de primera necesidad, así como 1,600 kilogramos de semillas y más de 650 galones de combustible.

Además, hemos brindado apoyo para el traslado de pobladores a sus respectivas regiones, dotación de pruebas rápidas y materiales médicos para las autoridades de Salud, y hemos trabajado con la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en el desarrollo de ventiladores mecánicos.

Cabe destacar que, a mediados del mes de mayo, Buenaventura entregó una moderna planta generadora de oxígeno al Ministerio de Salud a través del Comando Covid-19. Dicha planta ha sido instalada en el Hospital de EsSalud de Iquitos. Este equipo está brindando 30 metros cúbicos de oxígeno medicinal por hora, lo que permite auxiliar a cientos de pacientes críticos.

Como empresa también hemos aportado 10 balones de oxígeno de 6 m3 de capacidad para los hospitales de Loreto, entre otros aportes para las regiones en las que tenemos presencia.

Finalmente, el cuarto pilar de nuestra política de desarrollo sostenible se basa en el respeto por la vida de nuestros colaboradores, pilar que está presente en todos nuestros procesos, operaciones y actividades. En Buenaventura, el 63% de nuestro personal proviene de las regiones donde estamos presentes, lo cual nos compromete totalmente con la salud y la seguridad de las personas, que son el eje central de la empresa.

Este acercamiento al trabajo que realiza Compañía de Minas Buenaventura en el área de influencia de sus operaciones y proyectos es solo una pequeña parte de la gran contribución que genera la minería en todo el territorio: ingresos para las regiones y el presupuesto nacional; empleo formal para las familias; más agua para todos; construcción de carreteras, escuelas y centros de salud; activación de negocios locales y alianzas con el agro y la ganadería; entre otras actividades tradicionales de la población. A diferencia de otros rubros empresariales, la minería convive con las comunidades y forma parte de ellas.

Por esta razón y con la crisis económica, sanitaria y social que nos está dejando el Covid-19, es fundamental un nuevo pacto entre los peruanos para sacar adelante todos los megaproyectos que tenemos en cartera.

La minería constituye hoy un componente esencial para el crecimiento económico del Perú. Existen 48 proyectos en cartera que representan una inversión de más de US$ 57 mil millones distribuidos en 17 regiones del país. Entre los más importantes están Tía María, en Arequipa; Conga, en Cajamarca; Mina Justa en Ica; la ampliación de Toromocho en el centro del país; Corani en Puno; los Sulfuros de Yanacocha, La Zanja y Tantahuatay también en Cajamarca, entre muchos otros. Y a ellos me permito sumar al proyecto San Gabriel de Buenaventura, en Ichuña, Moquegua.

Somos una nación bendecida con recursos naturales y como lo dijo mi padre, Alberto Benavides de la Quintana, la actividad minera es una manera de integrar a nuestro país.

La minería peruana del futuro –y en especial la que hacemos en Buenaventura, presentes en ocho regiones del Perú– es aquella que está comprometida con la innovación, poniendo el hombro permanentemente para seguir trabajado por la sostenibilidad en un marco de salud, seguridad, respeto a las comunidades y cuidado del medio ambiente.

La historia nos está dando una nueva oportunidad. El país demanda que todos estemos a la altura de este reto.

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