Dentro del contexto de la pandemia Covid-19, las empresas mineras han estado adecuando sus operaciones a las exigencias regulatorias y adoptando prácticas que les permitan preservar la salud de sus trabajadores y garantizar la continuidad del negocio. De acuerdo al Estudio Plan de Prevención y Gestión de Covid-19 en el sector minero, elaborado por Marsh Perú, esto ha supuesto que casi el 80% de empresas del sector haya cambiado el régimen de trabajo, en tanto que se ha evidenciado un incremento tanto de la estancia en la unidad minera como los días de descanso a periodos iguales o mayores al tiempo de incubación máximo del virus (14 días).
De acuerdo al informe realizado, la reducción de la fuerza laboral, debido a la vulnerabilidad de los
colaboradores, ha sido un factor constante para la gestión de los trabajadores durante la pandemia. El 67% de empresas ha disminuido la cantidad de personal operativo al interior de la unidad, así como la cantidad del personal administrativo, mientras que el 12% redujo la duración de la jornada de trabajo diario.
“Durante la declaratoria del estado de emergencia, el 61% de las empresas paralizó en algún momento sus operaciones total o parcialmente; no obstante, luego del levantamiento de la cuarentena y tras la reactivación de las actividades económicas, las empresas vienen enfocándose en establecer medidas para minimizar el riesgo de contagio, garantizar la inocuidad del ambiente laboral y enfatizar el distanciamiento social”, indicó Delia Mariátegui, senior vicepresident de Marsh.
En línea con lo mencionado, el 55% de empresas ha reducido el aforo de los campamentos para cumplir el distanciamiento social. Asimismo, el 45% y 55% ha suspendido el uso de áreas destinadas a la práctica deportiva y de esparcimiento (salas de cine, televisión, juegos de video, etc.), respectivamente, mientras que, el 64% de empresas vienen realizando sus capacitaciones exclusivamente de forma virtual.
Del mismo modo, como parte de las medidas para disminuir el riesgo de contagio, más del 50% viene realizando el aislamiento temporal de los colaboradores antes del inicio de las jornadas laborales, estableciendo un espacio fuera del campamento (45%) o dentro del mismo (9%). Además, el 45% ha implementado un programa de observadores de conductas a fin de prevenir el COVID-19, y el 67% ha disminuido las labores fuera de la unidad (actividades de relaciones comunitarias, mantenimiento de vías, exploración, etc.) ejecutando solo las prioritarias.
Por su parte, el 55% de empresas también está implementando controles de ingeniería para reducir la exposición en los puestos de trabajo, siendo la más recurrente la implementación de cabinas cerradas para operadores de equipos (30%) y la automatización de procesos operativos a través de la tecnología (39%).
“Otro aspecto que también se viene visibilizando más es la salud mental y financiera. Debido al aislamiento y la incertidumbre económica por la que todo el país viene atravesando, el 42% de las empresas mineras están brindando soporte psicológico y el 12% asesoría financiera”, añadió Delia Mariátegui.
Principales retos en medio de la pandemia
Si bien las empresas vienen efectuando diversas medidas de control y prevención de contagio del Covid-19 dentro del espacio laboral, el 59% de empresas indica que su principal reto se centra en establecer controles fuera de la unidad minera.
Asimismo, es importante que la tecnología sea una herramienta aliada para el control y el seguimiento de los protocolos establecidos como el control de temperatura, distanciamiento social y uso correcto de la mascarilla, ya que permite aplicarlos de manera automatizada. De acuerdo al estudio, sólo el 27% de empresas ha implementado cámaras infrarrojas para detección de temperatura, 6% ha añadido un dispositivo de geolocalización para asegurar el distanciamiento social, mientras que sólo el 3% instalado un sistema de reconocimiento facial que identifica la portación correcta de la mascarilla.
“Hoy en día, la tecnología es primordial ya que permite aplicar o cumplir lineamientos de salud y seguridad sin la necesidad de que hacerlo manualmente, lo cual implicaría una mayor intervención humana, dedicación de tiempo y control, y, por tanto, un mayor margen de error, contribuyendo así, a la disminución del riesgo de contagio y garantizar la inocuidad del ambiente laboral”, finalizó Mariátegui.