Esta semana la compañía minera Minsur dio a conocer un nuevo proyecto de estaño de clase mundial, localizado en las cercanías de su unidad minera San Rafael, en Puno, que extenderá justamente la vida útil de esta operación de 8 a 20 años aproximadamente.
Se trata de una noticia alentadora en medio de esta crisis social y económica originada por el Covid-19. Cabe mencionar que San Rafael es la única mina de estaño en el país, que nos posiciona como el cuarto productor de este metal en el mundo, utilizado por diversas industrias tecnológicas.
Este proyecto denominado Nazareth, es uno de los diez más grandes de su tipo en la actualidad, según la Asociación Internacional de Estaño, y demuestra la real importancia de las exploraciones en nuestra minería, que son la base para darle sostenibilidad a nuestra industria.
Por ello, insistimos en que se requiere un nuevo modelo para impulsar las inversiones en exploración y poder aumentar nuestras reservas minerales. Según el Índice de Competitividad Minera, elaborado por el IIMP, Perú ocupa el último lugar en permisos mineros en este rubro detrás de Australia, Canadá, Chile, Colombia, México y Sudáfrica.
Y esta traba se extiende a todo el proceso, puesto que un proyecto minero en el Perú debe afrontar 232 procedimientos administrativos, en 30 entidades públicas, para por fin poder entrar en marcha. Un desafío que nos resta competitividad y debe ser atendido cuanto antes.
Sobre todo, en un contexto como el actual, donde es necesario poner en valor nuestro portafolio, que asciende a más de USD 57 mil millones (48 proyectos mineros). Contamos con unos diez proyectos, entre estos Tía María, próximos a entrar en construcción y que podrían generar miles de empleos a nivel nacional, si reciben un adecuado acompañamiento.
Sería importante sobre todo apuntar a más emprendimientos de gran envergadura (La Granja, Conga, El Galeno, etc.) que son los que finalmente desplegarían grandes inversiones y tendrían un mayor impacto para recuperar nuestra economía. En Perú, el último gran proyecto en iniciar producción fue Las Bambas, en Apurímac, en el 2016.
Consideramos que esa debe ser una de las principales tareas que deberá enfrentar el nuevo ministro de Energía y Minas, Rafael Belaunde, y el nuevo gabinete ministerial, al cual saludamos y les deseamos los mayores éxitos en su gestión y en su objetivo de destrabar las inversiones para reconstruir nuestra economía.