el presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, Víctor Gobitz, analizó cómo se viene comportando el sector minero en plena pandemia. Según detalló, el Covid-19 genera nuevos retos, como la acelarada transformación digital y la nueva forma de relacionamiento con las comunidades, lo que – en muchos casos – implica mayores inversiones por parte de las empresas mineras.
«Esta pandemia acelerará la transformación digital y automatización de las operaciones, que nos permitirá monitorear remotamente cada vez más procesos. Aunque aún nos encontramos en una fase inicial en el Perú, en un futuro se apunta a ello», dijo.
Otro de los cambios que sucederán, según manifestó, será la manera en que se llevarán adelante los procesos de relacionamiento con las comunidades. Indicó que ello plantea nuevos retos porque no habrá el acercamiento físico que siempre se ha tenido. «Vale mencionar que varios de estos cambios también significarán mayores inversiones para las empresas».
«Por ejemplo, en gran minería, los costos en recursos humanos se incrementaron en un 50% a 60% que antes de la pandemia. Estamos hablando de costos por el cambio de estándar de aislamiento, transporte, alimentación, equipo de seguridad y las nuevas pruebas que se vienen realizando a los trabajadores», explicó.
Minería formal e informal
Referido a este punto, Gobitz precisó que existen temas pendientes, que son materia de estudio del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, y que cobran mayor relevancia en un contexto como el actual.
Así, en el caso de la minería formal, que genera 200 mil puestos de trabajo directos y un millón de indirectos, y además representa alrededor de US$ 30,000 millones en exportaciones anuales, uno de los desafíos latentes es la simplificación de trámites administrativos.
«Recientemente el Gobierno peruano publicó el nuevo reglamento de procedimientos mineros, con el propósito de atender esta problemática. Aunque falta mucho por hacer, es una decisión que saludamos, pues promueve el silencio administrativo positivo».
Otro punto pendiente, recordó, es el proceso de consulta previa, «al cual no nos oponemos, pero consideramos que debería llevarse de una mejor manera. La casuística muestra claramente que somos el único país de la región en duplicar la consulta previa al aplicarla tanto en la etapa de exploración como de explotación».
Concerniente la minería no formal, calificó como de vital importancia afrontarla para lograr sumar a los más de 500 mil trabajadores que emplea directamente.
«Si logramos sumar a estos peruanos a la cadena de valor, agregaríamos a nuestra producción aurífera alrededor de 600 mil a 1 millón de onzas al año. Esto, a precios actuales, significaría entre US$ 1,000 y 1,800 millones anuales», finalizó.
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