Su director ejecutivo, Mark Bristow, sostuvo que la compañía está gastando aproximadamente 15 millones de dólares al mes en mantener su mina inactiva.
La minera canadiense Barrick Gold enfrenta una de sus crisis más complejas en África Occidental, donde un prolongado conflicto con el gobierno de Mali ha paralizado su principal operación en el país y dejado en el aire millones de dólares en activos. Según su director ejecutivo, Mark Bristow, la compañía está gastando aproximadamente 15 millones de dólares al mes para mantener inactiva su mina Loulo-Gounkoto, en medio de una disputa fiscal que ha derivado en la incautación de oro y el arresto de empleados.
El caso, que lleva más de seis meses sin resolución, refleja no solo las tensiones entre empresas multinacionales y estados soberanos, sino también los riesgos crecientes que enfrentan las inversiones extranjeras en regiones con instituciones frágiles y entornos políticos volátiles. Barrick asegura que el gobierno maliense ha retrocedido en tres ocasiones de acuerdos tentativos para resolver la disputa, y califica el encarcelamiento de cuatro ejecutivos como una violación grave de los derechos humanos.
«Este no es un problema fiscal, es una cuestión de principios», dijo Bristow, quien lidera las operaciones de Barrick en África desde hace casi dos décadas. «No sabemos dónde está el oro incautado; supuestamente está bajo custodia, pero no tenemos información precisa».
El oro en cuestión, unas tres toneladas métricas incautadas en enero, estaría valorado en más de 318 millones de dólares, lo que subraya la magnitud económica del conflicto. La detención de empleados y la confiscación del metal obligaron a Barrick a cerrar temporalmente la mina, afectando la producción global de la compañía, aunque los altos precios del oro lograron mantener sus ganancias trimestrales por encima de las estimaciones de los analistas.
Consultado sobre una posible venta del activo, Bristow se mostró escéptico: «Es una mina de clase mundial, pero su complejidad y el contexto político la vuelven prácticamente inviable para nuevos operadores. Nadie está dispuesto a asumir ese riesgo en Mali».
El conflicto también abre interrogantes sobre la continuidad del liderazgo de Bristow, aunque él mismo descartó por ahora una salida anticipada. Confirmó que permanecerá en el cargo hasta al menos 2028 y que hay un plan de sucesión en marcha, aunque por ahora no será divulgado.
Este enfrentamiento en Mali se suma a la lista de entornos desafiantes donde Barrick opera, incluidos Pakistán y Papúa Nueva Guinea, y plantea preguntas más amplias sobre el papel de las mineras internacionales en países con estructuras institucionales frágiles y creciente nacionalismo económico.