El oro extraído en Ecuador debe ser enviado al extranjero para su refinación, lo que representa una pérdida de entre USD 80 y USD 120 por onza.
Ecuador avanza en sus primeros pasos hacia una minería industrial a gran escala. Desde 2019, operan dos minas importantes: Mirador y Fruta del Norte. A estas se suman seis nuevos proyectos que prevén iniciar la construcción de minas entre 2025 y 2027. Este proceso marca un cambio significativo en la matriz productiva del país, que ha estado tradicionalmente enfocada en la extracción petrolera y la agricultura.
En este contexto, la industria enfrenta nuevos desafíos. Uno de los más relevantes es la implementación de una tasa de fiscalización minera, impuesta por el Gobierno de Daniel Noboa en junio de 2025. Según las empresas del sector, esta carga es excesiva y podría desalentar nuevas inversiones, especialmente en las etapas de exploración. A pesar de ello, el Ejecutivo estima que esta medida permitirá recaudar entre USD 200 millones y USD 220 millones. Como telón de fondo, 57 plantas procesadoras de material minero operan actualmente sin contar con permisos ambientales.
Aun con estas tensiones, el Gobierno busca atraer inversión extranjera para desarrollar una planta de refinación de oro en el país. Así lo afirmó el viceministro de Minas, Javier Subía, durante un conversatorio organizado por Expo Minas el 25 de junio de 2025. La iniciativa, impulsada por la ministra de Energía, Inés Manzano, apunta a que esta planta sea financiada y operada por capital privado, no por el Estado. Subía recalcó que se trata de una meta ambiciosa, pero estratégica para posicionar a Ecuador como un actor más competitivo en la cadena de valor minera.
Actualmente, el oro extraído en Ecuador debe ser enviado al extranjero para su refinación, lo que representa una pérdida de entre USD 80 y USD 120 por onza. Subía explicó que el verdadero negocio está en la refinación del metal, más que en su extracción. Por eso, la propuesta ha despertado interés entre inversionistas internacionales. El siguiente paso será incorporar el proyecto en el plan minero nacional, aunque por ahora no existe un presupuesto definido para su ejecución.
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Una de las opciones que se evalúa para la ubicación de la planta es la provincia amazónica de Zamora Chinchipe, donde ya operan las dos minas más grandes del país y existen concesiones de pequeña minería. Esta zona enfrenta desafíos logísticos, ya que los pequeños mineros deben transportar su material hasta Portovelo (en la provincia de El Oro) para ser refinado, incurriendo en altos costos. Según Subía, establecer una planta allí aliviaría esa carga, aprovecharía la infraestructura cercana como el aeropuerto de Cumbaratza y podría incluso convertir a Zamora en un hub minero regional, atrayendo oro de otros países.