La producción nacional de cobre enfrenta nuevos desafíos por el avance de la minería ilegal y la lentitud burocrática, señaló la SNMPE.
El crecimiento de la minería informal e ilegal se ha convertido en uno de los principales retos para la industria cuprífera en el Perú. Así lo advirtió Julia Torreblanca, presidenta de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), quien subrayó que más de 20 empresas han reportado impactos operativos en zonas clave para el desarrollo del cobre.
Durante una entrevista a Gestión, Torreblanca señaló que el Perú podría cerrar la década con una producción récord de 3.4 millones de toneladas métricas de cobre, aunque esto dependerá de las condiciones de seguridad y gobernabilidad que el país logre garantizar. En 2023, el Perú retrocedió al tercer puesto en el ranking mundial de producción cuprífera y sufrió su primera contracción productiva en cinco años.
Empresas como Southern Copper, MMG, First Quantum Minerals y Teck Resources tienen en juego inversiones por miles de millones de dólares. Sin embargo, las crecientes disputas entre concesionarios formales y mineros informales, así como la persistente lentitud administrativa, han generado un clima de alta incertidumbre para nuevos proyectos. “El mayor temor de los inversores es el aumento de la actividad informal”, advirtió la SNMPE.
Aunque la producción ilegal de cobre sigue siendo marginal frente al total nacional, el gobierno ha reconocido su presencia a gran escala. Además, el alza de precios podría incentivar su expansión. En paralelo, el 40% de las exportaciones de oro del país proviene de operaciones que aún figuran en el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), lo que refuerza la urgencia de una política más efectiva para enfrentar la informalidad en el sector extractivo.