La sostenibilidad futura de la empresa dependerá no solo de decisiones financieras acertadas, sino de una transformación profunda en su modelo de gestión.
La situación financiera de Petroperú ha superado el umbral de lo crítico para instalarse en un terreno de inviabilidad operativa. La empresa estatal enfrenta una severa crisis de liquidez, que ha obligado al Ejecutivo a trazar un plan de reestructuración integral, con foco en la sostenibilidad del negocio y en evitar una mayor exposición fiscal del Estado. Según un informe publicado por el suplemento Día 1, del diario El Comercio, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ya no considera viable un rescate tradicional y plantea la necesidad de una intervención estructurada y técnica que redireccione el futuro de la compañía.
El plan, que se encuentra en proceso de diseño, tiene como eje la transformación operativa y financiera de Petroperú. Entre las medidas planteadas se incluyen la reprogramación de obligaciones financieras hasta 2028, lo que permitiría aliviar la presión inmediata sobre el flujo de caja; la designación de un Chief Transformation Officer (CTO), con mandato específico para rediseñar el modelo de negocio; y la reducción de costos operativos en un 30% hacia el año 2025, una meta que implicaría recortes significativos en diversas áreas de la organización. También se contempla la venta de activos no estratégicos, con el objetivo de generar liquidez, así como una nueva gestión profesional del Oleoducto Norperuano y la Refinería de Talara, dos activos clave en la cadena nacional de hidrocarburos.
Más allá del saneamiento financiero, el Gobierno busca modificar las bases operativas y de gobernanza de la empresa. El objetivo es asegurar que Petroperú pueda operar sin recurrir nuevamente a transferencias del Tesoro Público y que adopte estándares de eficiencia y transparencia que permitan su sostenibilidad de largo plazo. De acuerdo con fuentes citadas por Día 1, este proceso de reestructuración quedaría formalizado mediante un Decreto de Urgencia que sería aprobado después del 28 de julio.
No existe una quiebra contable
El contexto obliga a tomar decisiones técnicas y urgentes. Petroperú mantiene un valor contable positivo, según los estados financieros auditados al cierre de 2024 por la firma PwC, pero enfrenta un escenario de distress financiero severo. De acuerdo con el analista internacional José Gonzáles, editor de la revista Rumbo Minero América Mining, la empresa opera con un capital de trabajo negativo cercano a los US$1.900 millones, producto de un pasivo corriente que supera largamente al activo corriente, lo que restringe severamente su capacidad para atender obligaciones de corto plazo. Si bien esta situación no configura una quiebra contable en términos técnicos, sí representa un riesgo significativo de continuidad operativa.
Gonzáles sostiene que, desde una perspectiva técnica, la solución no debe pasar por una reestructuración con quita (haircut) de deuda, como se haría en una situación de insolvencia privada. En cambio, propone una reperfilación ordenada de las obligaciones de corto plazo mediante un crédito estructurado garantizado por la República del Perú. Este tipo de financiamiento permitiría extender plazos, reducir el costo de endeudamiento gracias al respaldo soberano del país –que mantiene grado de inversión– y liberar caja operativa para estabilizar las operaciones de la empresa sin comprometer activos clave ni realizar una capitalización en condiciones adversas.
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Asimismo, Gonzáles advierte que una eventual apertura del capital de Petroperú a privados, en el contexto actual, implicaría una venta forzada con potencial subvaloración del activo, dada la situación de mercado y el estrés financiero. Por ello, remarca que la prioridad debe ser ejecutar un workout financiero ordenado, que preserve el valor estratégico de la empresa y evite una disrupción mayor en la cadena de suministro de combustibles en el país. Petroperú, recuerda, sigue siendo una pieza estructural del modelo energético nacional.
El proceso que se avecina marcará un punto de inflexión. La sostenibilidad futura de Petroperú dependerá no solo de decisiones financieras acertadas, sino de una transformación profunda en su modelo de gestión, que permita a la empresa operar bajo criterios empresariales modernos, sin comprometer el rol estratégico que cumple en el sector hidrocarburos del Perú.