El impulso por asegurar materias primas críticas llevó a las empresas chinas a ejecutar su mayor ola de adquisiciones mineras desde 2013.
La inversión minera de China en el exterior alcanzó en 2024 su nivel más alto en más de una década, con al menos 10 acuerdos superiores a los US$ 100 millones, según datos de S&P y Mergermarket citados por el Financial Times. Este repunte responde al esfuerzo del gobierno de Beijing por blindar el acceso a recursos estratégicos ante las crecientes tensiones geopolíticas y la resistencia de países occidentales a las inversiones chinas.
El Griffith Asia Institute calificó el 2024 como “el año más activo para la inversión y la construcción mineras chinas en el extranjero desde 2013”. La urgencia por asegurar suministro se reflejó en operaciones como la compra de la mina Raygorodok en Kazajistán por US$ 1.200 millones por parte de Zijin Mining, o la adquisición de Mineração Vale Verde en Brasil por parte de Baiyin Nonferrous, por US$ 420 millones.
Aunque China domina el procesamiento global de minerales como el litio, el cobalto y las tierras raras, aún depende de importaciones para sostener industrias clave. Esta nueva ola de adquisiciones ocurre justo cuando gobiernos como Canadá y EE.UU. imponen restricciones para limitar la influencia china en cadenas de suministro sensibles, como las de semiconductores y baterías para autos eléctricos.
El auge del oro fue clave en este apetito. Productores como Chifeng Gold, la mayor minera no estatal del gigante asiático, multiplicaron su producción en los últimos cinco años, pasando de 2 toneladas en 2019 a más de 15 en 2023. “Con la producción mundial de oro estancada y pocos nuevos descubrimientos, las adquisiciones se han vuelto el camino más claro hacia el crecimiento”, concluye el informe.