La combinación de factores internacionales y locales redujo exportaciones 15,4% e inversión exploratoria a su nivel más bajo en cuatro años.
La industria petrolera de Colombia enfrenta en 2025 una coyuntura crítica, con una caída de 4,3% en la producción entre enero y julio y un desplome en abril a 714.229 barriles diarios, el nivel más bajo desde junio de 2021. El retroceso se explica por la volatilidad internacional derivada de los conflictos en Medio Oriente y Ucrania, las políticas energéticas de Estados Unidos y el aumento de producción de la OPEP+, que deprimió los precios a un rango de USD60–70 por barril.
Este entorno golpeó el comercio exterior. Según Anif, en 2024 el crudo representó 30,3% de las exportaciones, pero en 2025 el valor exportado cayó 15,4% y el volumen 2,5%, debilitando la competitividad y presionando la balanza de pagos. A nivel interno, la producción también sufrió por atentados contra el Oleoducto Bicentenario en Arauca y bloqueos comunitarios en Meta que afectaron campos como Rubiales y Caño Sur Este.
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La inversión confirma la gravedad del escenario. Campetrol reportó que en julio había 42 equipos de perforación menos que en 2022, una baja de 27,7%. Además, la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas estima que la inversión en exploración será de USD740 millones en 2025, un 18% menos que en 2024 y el nivel más bajo en cuatro años. “Este retroceso evidencia una menor capacidad para reponer reservas y refleja el efecto de los desincentivos derivados de la ausencia de nuevos contratos”, advirtió Anif.
¿Qué implicancias tiene esta crisis para Colombia?
La caída de regalías por hidrocarburos de 5,3% en el primer trimestre refleja un impacto fiscal inmediato. Anif advirtió que la situación limita la capacidad del Estado para financiar la transición energética: “Mientras busca acelerar su transición energética, (Colombia) se queda sin recursos para financiarla”. El gremio urgió a tomar medidas que estabilicen un sector que aún es vital para la economía y la sostenibilidad fiscal del país.