Argentina impulsa la digitalización del sector minero mediante automatización, analítica avanzada y nuevas tecnologías de extracción para litio, en línea con los objetivos globales de descarbonización.
La modernización tecnológica se afianza como una prioridad estratégica para la minería argentina. De acuerdo con un informe de PwC, el 84 % de las empresas del sector ha incorporado la innovación entre sus principales objetivos, evidenciando un crecimiento de siete puntos porcentuales respecto al año anterior. Esta transformación busca mejorar la eficiencia operativa, fortalecer la seguridad laboral y reducir el impacto ambiental en un contexto de creciente demanda por minerales críticos como litio, cobre y plata.
El impulso hacia la digitalización también se refleja en los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que reportó un crecimiento del 3,7 % interanual en la actividad minera durante noviembre de 2024, acumulando un alza del 6,1 % en los once primeros meses del año. Tecnologías como la automatización, el mantenimiento predictivo mediante inteligencia artificial y los “gemelos digitales” están siendo adoptadas para optimizar procesos, prever fallos y aumentar la productividad en entornos remotos o complejos.
Un factor clave en esta transformación es la seguridad. El uso de sensores, cámaras inteligentes y monitoreo remoto permite detectar riesgos en tiempo real, minimizar la exposición de los trabajadores a zonas peligrosas y delegar tareas críticas a sistemas robotizados. Este cambio también se refleja en el Readiness Report de Kyndryl, donde el 94 % de los líderes empresariales, incluidos los del rubro minero, considera la modernización tecnológica una prioridad, aunque solo el 39 % afirma que su infraestructura está lista para enfrentar amenazas futuras.
En el caso del litio, mineral estratégico para la transición energética, algunas compañías han comenzado a implementar el método de Extracción Directa (DLE). Según el Informe Sectorial Litio 2024 del Ministerio de Economía, esta técnica permite reducir el uso de agua y acortar los tiempos de producción, alineándose con estándares ambientales más exigentes. La digitalización, además, facilita la medición precisa de la huella de carbono, un paso esencial para cumplir los compromisos de descarbonización que exigen los mercados internacionales.