El gobierno nombró a Dawn Farrell, exdirectora ejecutiva de Trans Mountain, al frente de la nueva Oficina de Proyectos Importantes.
La iniciativa busca reducir a dos años la aprobación de minas, oleoductos y otras infraestructuras estratégicas, frente a los plazos de hasta una década actuales.
Un nuevo marco para destrabar inversiones
El primer ministro Mark Carney anunció que la creación de esta oficina busca impulsar el PIB canadiense y compensar los efectos de los aranceles estadounidenses sobre los recursos naturales.
“Durante demasiado tiempo, la construcción de grandes infraestructuras se ha visto paralizada por procesos de aprobación arduos e ineficientes, dejando enormes inversiones sobre la mesa”, señaló el comunicado oficial.
El nuevo ente tendrá sede en Calgary, epicentro de la industria petrolera de Canadá.
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¿Quién es Dawn Farrell y cuál será su rol?
La oficina estará dirigida por Dawn Farrell, ejecutiva con amplia experiencia en energía. Farrell fue CEO de TransAlta (2012-2021) y posteriormente dirigió el oleoducto Trans Mountain (2022-2024), supervisando su expansión multimillonaria.
Su equipo deberá identificar proyectos de interés nacional y acompañar su desarrollo para que las aprobaciones regulatorias se completen en máximo dos años.
Impacto esperado en el sector extractivo
Aunque Ottawa aún no ha designado proyectos bajo esta categoría, se espera que la nueva oficina priorice:
- Minería de minerales críticos (litio, níquel, tierras raras).
- Oleoductos y gasoductos estratégicos.
- Infraestructura de transición energética, como proyectos de hidrógeno y captura de carbono.
De cumplirse, la iniciativa podría acelerar flujos de inversión multimillonarios que actualmente enfrentan retrasos de hasta 10 años.
Señal positiva para los inversionistas
La Asociación Canadiense de Productores de Petróleo calificó la medida como “un paso concreto para hacer de Canadá una superpotencia energética y enviar una señal positiva a la industria y los inversores”.
Para los analistas, el éxito de la oficina dependerá de la capacidad de Ottawa para conciliar celeridad regulatoria con exigencias ambientales, un balance clave para atraer capital internacional en minería y energía.