El proyecto Vicuña refleja tensiones entre empresas de ambos países, mientras Chile impulsa la internacionalización de más de 8,000 proveedores.
El proyecto minero Vicuña, que integra las iniciativas Josemaría y Filo del Sol en San Juan, evidenció tensiones entre proveedores de Argentina y Chile. Empresas y gremios locales expresaron preocupación ante la posibilidad de que compañías chilenas, con costos hasta 50% más bajos y mayor experiencia, obtengan contratos relevantes para el desarrollo del proyecto.
La polémica se originó en el marco del Tratado de Integración Minera de 1997, que buscaba facilitar proyectos en zonas fronterizas, sin considerar las diferencias económicas entre ambos países. El conflicto se intensificó luego de un mensaje de BHP que resaltó la “excelencia técnica, gestión ambiental y respeto por las comunidades locales” de la minería chilena, lo que en Argentina se interpretó como un respaldo a proveedores del país vecino.
Mientras cámaras y gremios de San Juan exigen priorizar el “compre local” para fortalecer la economía provincial, Chile avanza con una estrategia de internacionalización de más de 8,000 empresas proveedoras de minería. ProChile ha promovido su participación en ferias como Perumin y Exposibram, generando intenciones de negocio por más de US$50 millones en 2024.
Este plan incluye apoyo a startups y pymes con soluciones tecnológicas como software de optimización y sensores IoT, lo que incrementa la competitividad chilena en el mercado regional. La disputa por contratos en Vicuña tendrá efectos relevantes para la industria minera de Argentina y para la expansión internacional de la oferta chilena.