El Gobierno chino calificó como “intimidación unilateral y coerción económica” las recientes declaraciones de Washington, que instó a sus socios del G7 y la OTAN a imponer aranceles y sanciones a países que compren crudo ruso, incluida China.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lin Jian, señaló que la estrategia de Estados Unidos “socava gravemente las normas del comercio internacional y amenaza la seguridad y estabilidad de las cadenas de suministro mundiales”. En conferencia de prensa, aseguró que Pekín se reserva el derecho de responder de manera adecuada para proteger sus intereses comerciales.
El trasfondo de las declaraciones
Las críticas se producen luego de que el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, exhortara a los países aliados a endurecer las medidas contra quienes mantienen vínculos energéticos con Moscú. Para Washington, restringir estas compras es clave para debilitar la capacidad de Rusia de financiar la guerra en Ucrania.
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La postura de Pekín
China reiteró que la vía de la presión económica no es la adecuada para resolver el conflicto, sino el diálogo político. La declaración coincide con el desarrollo de reuniones comerciales entre funcionarios chinos y estadounidenses en Madrid, un espacio que busca distender tensiones en medio de disputas estratégicas.