El gobierno venezolano busca así reactivar pozos abandonados y aumentar la producción sin depender de las grandes multinacionales sancionadas.
En respuesta a la salida de Chevron y otras multinacionales occidentales, Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) ha firmado al menos nueve acuerdos con compañías extranjeras que ahora tendrán control operativo y comercial sobre bloques petroleros en el estado Zulia y la Faja del Orinoco, dos regiones clave para la producción de crudo en Venezuela. Este giro estratégico marca un cambio profundo en la política energética del país, históricamente centrada en el monopolio estatal de PDVSA.
Según información de Bloomberg, entre las empresas involucradas se encuentran Aldyl Argentina SA, así como las chinas Anhui Guangda Mining Investing Co. y China Concord Resources. Los nuevos contratos permiten a estas compañías operar directamente los pozos y comercializar el crudo, un modelo que rompe con décadas de exclusividad estatal. Aunque PDVSA conservaría una participación mínima del 50%, su contribución se limitaría a suministrar crudo, mientras las empresas extranjeras asumen los costos operativos y parte de la comercialización, bajo un esquema de riesgo compartido.
Esta reconfiguración ocurre tras el retiro de Chevron, forzado por el endurecimiento de las sanciones estadounidenses. El gobierno venezolano busca así reactivar pozos abandonados y aumentar la producción sin depender de las grandes multinacionales sancionadas. Sin embargo, el proceso enfrenta desafíos: al menos una empresa, North American Blue Energy Partners, se retiró tras no obtener la licencia de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) para operar legalmente en Venezuela.
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Frente a estas restricciones, las autoridades venezolanas han reiterado su determinación de mantener la producción. La vicepresidenta ejecutiva y ministra del Petróleo, Delcy Rodríguez, aseguró que el país cuenta con un plan estructurado para sostener la industria a pesar de las sanciones. En paralelo, el diputado William Rodríguez destacó las alianzas con países como China, Irán y Rusia como clave para evadir las limitaciones del sistema financiero estadounidense.
Según Bloomberg, algunas de las empresas firmantes habrían recibido exenciones fiscales como parte de los incentivos ofrecidos por el Estado venezolano para asumir riesgos jurídicos y financieros. Esta estrategia no solo busca mantener la producción, sino también enviar una señal de apertura a socios dispuestos a operar bajo sanciones, con la esperanza de estabilizar una economía aún fuertemente dependiente del petróleo.