El eventual cierre liberaría 950 megavatios de capacidad eléctrica, lo que abre posibilidades de exportación a mercados vecinos.
La segunda mayor fundición de aluminio de África, Mozal, podría suspender operaciones en marzo de 2026 debido al estancamiento en las negociaciones para un nuevo contrato de suministro eléctrico, informó el operador South32 Ltd., provocando una caída del 6,3% en sus acciones en la Bolsa de Johannesburgo.
Impacto económico y laboral para Mozambique
La planta, ubicada a las afueras de la capital, genera 2.500 empleos directos e indirectos y fue responsable de US$ 1.100 millones en exportaciones de aluminio en 2024, posicionándose como la tercera mayor fuente de divisas del país. El posible cierre supondría un golpe para la economía y para la estabilidad laboral, especialmente en un país con alta tasa de desempleo juvenil.
¿Qué frena las negociaciones?
Según Rob Jackson, vicepresidente de suministro de South32, “en la actualidad, las negociaciones están estancadas” y, de mantenerse el impasse, Mozal solo operaría hasta el fin del contrato vigente, pasando luego a una etapa de mantenimiento. El nuevo gobierno, encabezado por Daniel Chapo, busca revisar acuerdos energéticos históricos que otorgaban ventajas fiscales y tarifas muy bajas a grandes industrias, como la exención del impuesto a la renta y regalías mínimas del 1% sobre ventas.
Energía liberada y demanda regional
El eventual cierre liberaría 950 megavatios de capacidad eléctrica, lo que abre posibilidades de exportación a mercados vecinos. Joaquim Ou-Chim, director ejecutivo de Electricidade de Moçambique, señaló que esta energía podría ser comercializada a nivel regional, destacando la alta demanda en Zambia y la República Democrática del Congo, cuyos sectores cupríferos enfrentan graves problemas de abastecimiento eléctrico.
De símbolo de reconstrucción a riesgo de cierre
Inaugurada hace 25 años, poco después del fin de la guerra civil, Mozal fue considerada un símbolo de modernización industrial gracias a acuerdos con Sudáfrica, que en ese entonces ofrecía la electricidad más barata del mundo. Hoy, el contexto energético y político plantea un escenario donde las condiciones ventajosas ya no son sostenibles, poniendo en jaque un activo estratégico tanto para Mozambique como para la cadena de suministro global de aluminio.