HIDROCARBUROS. Gela: “Es urgente establecer una política energética obligatoria para los próximos 40 años”.
Gela, consultora especializada en temas energéticos, evalúa las posibilidades de la masificación del gas natural para los hogares del Perú. Rumbo Minero conversó en exclusiva con Luis Fernández, Director de la compañía, quien analiza el desempeño del Gobierno en el sector gasífero.
¿Cuáles son las pautas a seguir para conseguir la masificación del gas natural en el plazo más breve posible?
En primer lugar, debemos entender que la masificación no es un tema que se pueda lograr muy pronto. La masificación del gas es una planificación a largo plazo. Este proyecto debió comenzar en 2004, pero tímidamente se inició hace tres años.
Por ejemplo, Calidda, en sus planes de expansión, ha comprometido 100 mil conexiones residenciales al año. Entonces, no es algo que se pueda lograr rápido.
Considero que no puede haber masificación del gas natural si no hay una decisión política. Se necesita definir claramente una matriz energética para los vehículos, ampliar la instalación en los hogares de Lima y provincias, construir más ductos regionales, entre otros.
Es urgente establecer una política energética obligatoria para los próximos 40 años. Esas son puntos que faltan resolver concretar una masificación exitosa.
¿Cuál es el beneficio principal para los hogares y la industria peruana?
Los hogares y la industria accederán a una energía limpia y más barata. Sin embargo, también es cierto que el gas natural no podrá llegar a todas las familias por más proyectos que se hagan.
Es bueno no generar falsas expectativas sobre que toda la gente dispondrá de conexión al gas doméstico. Estamos en un país en el que todavía no hemos llevado agua ni desagüe a todas las casas y mucho menos lograremos conectarlos con gas.
¿Hasta ahora cuántas familias fueron beneficiadas?
Alrededor de 400 mil hogares entre Lima e Ica. Las ciudades que se beneficiarán con la masificación son las que están más cercanas al Gasoducto Sur Peruano.
En el Perú lo que más sobra es el gas. Esto ha sido demostrado recientemente con los descubrimientos en el Lote 58. Entonces, lo que necesitamos es construir infraestructura para que la demanda crezca.
Lo mismo sucedió con Camisea, al principio todos pensaron que sería un proyecto inútil ya que nadie consumía gas, pero cinco años después de culminar la construcción, el gasoducto colapsó y no había capacidad para atender toda la demanda.
De cara al Bicentenario del Perú, ¿a cuántas familias más se esperar dotar del gas?
Según el Ministro de Energía y Minas (MEM), Gonzalo Tamayo, con el plan del Bono Gas se piensa conectar a 500 mil familias en los próximos cinco años. Pero no deja de ser un objetivo muy tímido, porque en Colombia hay 8 millones de conexiones; Argentina cuenta con 10 millones de conexiones; y Bolivia tiene 1 millón 200 mil instalaciones.
El norte del Perú hay un compromiso de hacer 165 mil conexiones y en el sur 64 mil. Entre estos dos proyectos ya tenemos la mitad del mercado cubierto. Se debería trazar una meta de 2 o 3 millones de conexiones en los próximos diez años.
¿El compromiso entre gobiernos es fundamental para seguir el proyecto y beneficiar a más personas?
Definitivamente esto tiene que ser una política de Estado. La masificación del gas no se logra a través del sector privado porque instalar conexiones domiciliarias no es un buen negocio. Las distribuidoras han llevado el gas natural hacia los consumidores industriales. Por lo tanto, las conexiones domiciliarias están pagadas con el consumo de las conexiones industriales. Esto es una especie de subsidio cruzado que rentabiliza las instalaciones de gas en los hogares. Pero eso tiene un límite.
¿Cuánto pagarán las personas por el uso de este recurso?
Ahora la gente paga por un balón de gas de S/ 32 a S/ 35. Pero con la red de Contugas el servicio tiene un costo de S/ 10; sin embargo, la instalación domiciliaria tiene un costo y eso, sumado al precio del gas, aumenta en S/ 25 el total a pagar por el cliente durante seis o siete años. Al final, terminará comprando casi al mismo precio del balón de GLP. Por lo tanto, el ahorro es mínimo y son las clases más necesitadas quienes no pueden comprarlo. Ahí es donde debe entrar el Estado.
¿Se debe satisfacer al mercado local o preferir la exportación del gas a otros países?
Tenemos que satisfacer primero nuestras necesidades y para eso se requieran de políticas de Estado que incentiven el uso del gas.
Todo el mundo habla de la masificación desde la perspectiva de las conexiones domiciliarias, pero el sector que más consume es el de transporte vehicular. Lamentablemente no hay políticas para expandir el gas a todo el parque automotor.
¿Los descubrimientos de cuatro yacimientos gasíferos en el Lote 58, por parte de la CNPC, aseguran las reservas futuras para cubrir el mercado?
Con el gas de Camisea habrá reserva para los próximos 30 a 32 años y con el nuevo hallazgo en el Lote 58 se prolongarán hasta por más de 40 años.
Lo que se necesita es impulsar proyectos para consumir las reservas y que estas generen riqueza, porque bajo tierra no producen nada. Cuando las extraemos generan empleo, canon, regalías e inversiones.
Finalmente, luego de satisfacer la demanda interna, recién podremos pensar en la exportación con los recursos que aún tengamos.
¿Qué tan importante es que se continúen las obras en la planta de regasificación de las distribuidoras?
Las obras en las plantas de las distribuidoras tanto de Fenosa como de Gases del Pacífico están caminando dentro de sus programas establecidos. En realidad, ellos esperan a que se terminen de construir el cargadero de camiones en la planta Melchorita, obra que está prevista para marzo.
(Foto referencial)
(JPC)