La digitalización de las utilities en América Latina es urgente, pero también factible, según Xylem Vue. México, Chile, Colombia y Brasil ya tienen casos de éxito.
En América Latina, donde hasta el 60 % del agua producida se pierde antes de llegar al consumidor, la transformación digital de las utilities —las empresas operadoras de agua— ya no es una opción, sino una necesidad urgente.
Tal y como señala el Whitepaper “Claves para la implantación de una plataforma digital de gestión del agua”, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que, para 2050, aproximadamente 5 mil millones de personas podrían vivir en áreas con escasez de agua si no se toman medidas adecuadas para su conservación y manejo eficiente. Ante este reto, la digitalización juega un papel fundamental como vehículo de transición. Sin embargo, dicha transición del papel a los sensores inteligentes plantea un reto titánico: ¿cómo migrar de registros analógicos y sistemas fragmentados a plataformas digitales integradas sin colapsar en el intento?
Seis claves para afrontar el reto del agua no contabilizada
Durante un reciente seminario web, Silvia Escamilla, especialista en soluciones digitales para el sector hídrico y Solutions Selling de Xylem en América Latina, presentó una hoja de ruta basada en casos de éxito, en la que se pautaban las 6 claves para una digitalización efectiva y sostenible.
Diagnóstico: entender el punto de partida
Antes de hablar de inteligencia artificial o big data, la especialista señaló como punto clave el entender la situación inicial, tanto interna como externamente. Así, para Escamilla, uno de los primeros obstáculos a los que se enfrentan las utilities en la región reside en el agua no contabilizada (ANC), es decir, el agua que se produce, pero no se factura. En América Latina, esto representa más de 35 millones de metros cúbicos diarios —suficientes para abastecer a 100 millones de personas— que se pierden entre fugas, fraudes, errores de medición y una gestión operativa obsoleta.
Para la especialista de Xylem Vue, “perder agua no representa solo una pérdida de oportunidades, sino que las consecuencias son muy graves: pérdidas económicas, escasez, inequidad social y daños ambientales”. Por eso, el primer paso hacia la transformación es reconocer la magnitud del problema.
Sin datos no hay digitalización
Para Escamilla “lo que no se ve, no se puede gestionar”. Por esta razón, la segunda clave del proceso de digitalización comienza con la recopilación de datos fiables.
Para lograrlo, es necesario que la utility cuente con: Sensores de presión y caudal; sistemas de telemetría para monitoreo remoto e integración de bases de datos dispersas. De esta forma, se facilita la toma de decisiones informadas y oportunas.
De sistemas aislados a plataformas integradas
Otra de los aspectos clave en el proceso de digitalización reside en una correcta estructuración.
En opinión de Silvia Escamilla, muchas utilities trabajan con lo que se denomina «arquitectura espagueti»: múltiples fuentes de datos sin nexos en común que permitan entrelazar datos. En este punto, para la especialista la clave está en construir un ecosistema digital unificado, donde todos los datos converjan en una única plataforma capaz de: visualizar en tiempo real redes y consumos; predecir fugas antes de que ocurran mediante analítica avanzada; generar órdenes de trabajo de forma automática, y utilizar asistentes inteligentes que sugieren acciones a partir de los datos.
Pequeños comienzos, grandes impactos
Uno de los errores más comunes es pensar que la digitalización debe ser inmediata y total, cuando no debe ser así. Por esta razón, Escamilla propuso una estrategia modular y progresiva. Para la especialista, “no se necesita empezar por todo, sino que se debe comenzar por donde haya datos y donde el impacto sea mayor”.
Uno de los casos de éxito que la ponente expuso, fue el de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (SADM) que, para Escamilla, “lo ilustra con claridad ya que comenzaron con una aplicación piloto y hoy han reducido el ANC a niveles del 37 % en algunos sectores”.
Los verdaderos obstáculos: personas y presupuesto
Preguntada por los obstáculos para implementar esta digitalización, Silvia Escamilla no dudó en señalar que, si bien la tecnología está disponible, los principales retos son humanos y financieros: Resistencia al cambio: el cambio de mentalidad suele ser más complejo que conseguir financiación. Falta de datos históricos que dificultan los proyectos. Y por último, limitaciones presupuestarias: si bien es cierto que existen fondos y apoyos, como el Fondo Nacional de Infraestructura en México (FONADIN) o Water.org, que facilitan proyectos de digitalización.
Ciberseguridad y sostenibilidad: más allá del hardware
Para finalizar, Escamilla no dudó en señalar que digitalizar sin proteger “es como construir sin cimientos”. Por eso, la especialista de Xylem subrayó que la ciberseguridad debe estar integrada desde el diseño. Además, Escamilla destacó que la transformación digital no es solo eficiencia operativa, sino una herramienta “para garantizar sostenibilidad, transparencia y justicia hídrica”.
La digitalización de las utilities en América Latina es urgente, pero también factible. México, Chile, Colombia y Brasil ya tienen casos de éxito que demuestran que con visión estratégica, voluntad política y los aliados adecuados, es posible pasar del papel al sensor sin morir en el intento.
En este sentido, Silvia Escamilla afirmó que efectivamente el camino era “complejo”, aunque resaltó la importancia de este proceso: “cada gota ahorrada, cada fuga detectada y cada dato recuperado es una inversión en un futuro más justo, eficiente y resiliente para el agua en la región”.