La declinación de lotes y la falta de inversiones afectan al sector hidrocarburos; contratos próximos a vencer frenan capitales y deterioran infraestructuras.
En agosto de 2025, la producción de petróleo en Perú alcanzó un promedio de 43,765 barriles diarios (bpd), cifra superior a la de igual mes del 2024 (38,579 bpd), pero la segunda más baja en lo que va del año. Con este resultado, la producción anual se mantiene en 46,443 bpd, muy por debajo de los más de 60,000 bpd logrados antes de la pandemia y sin capacidad para cubrir la demanda interna, que bordea los 300,000 bpd.
Según Perupetro, la extracción cayó en nueve de los 18 lotes en producción, entre ellos el Lote 95 de Petrotal, los lotes 131, V, II, XIII, 8 y los tres encargados temporalmente a Petroperú (I, VI y Z-68). Ante esta tendencia, el Ministerio de Economía y Finanzas ya proyecta un crecimiento nulo de la producción de hidrocarburos para el cierre del año, de acuerdo con el Marco Macroeconómico Multianual 2026-2029.
La falta de inversión agrava el panorama. De enero a abril de 2025, las inversiones en hidrocarburos sumaron US$133.4 millones, 4.71% menos que en 2024. El MEF estima que, de alcanzarse US$568 millones en el año, el aumento sería apenas de 0.70% respecto al 2024. María Julia Aybar, country manager de Perú LNG, explicó que los contratos petroleros, con plazos de hasta 30 años, desalientan nuevas inversiones cuando se acercan a su vencimiento. “El inversionista no va a poner dinero que no va a recuperar en cuatro o cinco años si su contrato está por concluir”, señaló.
José Carlos Guzmán, gerente legal de Olympic Perú, coincidió en que este esquema contractual ha frenado la producción. Recordó que el Lote 192 llegó a proyectar 50,000 bpd al 2020, pero tras pasar a Petroperú no produce nada. Agregó que el Lote Z-2B, que extraía entre 8,000 y 10,000 bpd hace ocho años, hoy produce la mitad, mientras que el Lote I cayó de 2,500 a solo 400 bpd. Para el ejecutivo, se requiere una reforma que elimine los plazos rígidos de culminación y permita sostener las inversiones necesarias para mantener la producción y recuperar infraestructuras críticas.