El ministro alemán de Exteriores, Johann Wadephul, expresó su preocupación, advirtiendo que las restricciones dañan la imagen de China como socio comercial confiable.
El ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, minimizó las preocupaciones europeas sobre las restricciones a la exportación de tierras raras, argumentando que se trata de una práctica habitual en el control de productos de doble uso. Durante una rueda de prensa en Berlín junto a su homólogo alemán, Wang aseguró que las necesidades europeas pueden satisfacerse mediante solicitudes legales.
China, que domina más del 90% de la capacidad mundial de procesamiento de tierras raras —materiales clave en sectores como la automoción y la electrónica—, impuso en abril nuevas normas que exigen licencias de exportación aprobadas por Beijing. Estas medidas han generado inquietud entre los socios europeos, especialmente en Alemania.
El ministro alemán de Exteriores, Johann Wadephul, expresó su preocupación, advirtiendo que las restricciones dañan la imagen de China como socio comercial confiable. Aun así, destacó la disposición de ambos países para buscar soluciones sostenibles que alivien las tensiones. La cuestión será parte central de la próxima cumbre UE-China, aunque Wang evitó comprometerse a un acuerdo antes del encuentro.
Solicitudes con mayor agilidad
Wang insistió en que el control de exportaciones de productos de doble uso no es un tema exclusivo de China y que tanto su país como Alemania tienen derecho a aplicar este tipo de regulaciones. También subrayó que el Ministerio de Comercio chino ha implementado un procedimiento acelerado para tramitar solicitudes con mayor agilidad.
La visita de Wang a Berlín forma parte de una gira europea previa a la cumbre con la UE. Antes de llegar a Alemania, se reunió en Bruselas con representantes europeos, incluida la jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, quien también pidió levantar las restricciones. Además de las tierras raras, Wang y Wadephul abordaron otros temas clave como la guerra en Ucrania, la situación en Taiwán y la crisis en Oriente Medio, donde Alemania considera que China podría desempeñar un papel constructivo, especialmente en relación con Irán.