Exportadores redirigen envíos a través de Canadá, México y Vietnam para evitar el 10% de arancel, en plena guerra comercial.
Algunos comerciantes estadounidenses están redirigiendo sus envíos de chatarra de cobre hacia China a través de países como Canadá, México y Vietnam, en un intento por esquivar el arancel del 10% impuesto por Pekín. Esta maniobra refleja las tensiones que la guerra comercial entre Estados Unidos y China genera en la cadena global de suministro de metales. La chatarra estadounidense es una fuente vital para las fundiciones chinas, responsables de cerca de la mitad de la producción mundial de cobre refinado.
El desvío evidencia la creatividad de los comerciantes para colocar el excedente estadounidense en un mercado global ajustado. Según BMO Capital Markets, EE.UU. es el mayor proveedor mundial de residuos de cobre, aunque solo consume internamente el 40%. “El arancel del 10% ha puesto a las empresas de chatarra en desventaja en términos de precios, por no hablar de la presión financiera de los altos tipos de interés”, comentó Xiaoyu Zhu, operador de StoneX Financial Inc.
Los datos oficiales muestran que las importaciones chinas de chatarra de cobre desde EE.UU. cayeron de 39.373 toneladas métricas en enero a menos de 600 toneladas en julio, el nivel más bajo desde 2004. En contraste, las compras de Canadá subieron 29%, mientras que los envíos de Japón y Tailandia más que se duplicaron. Las exportaciones estadounidenses tuvieron como principales destinos a Tailandia, India y Canadá en el segundo trimestre, lo que sugiere redireccionamiento.
¿Qué riesgos implica el desvío de chatarra de cobre?
Fuentes cercanas al mercado señalaron que la práctica incluye cambiar la etiqueta de origen en puertos de tránsito antes de reexportar a China. Según Emmanouil Xidias, director de Ifchor North America LLC, este tipo de maniobra constituye fraude comercial: “Que el riesgo lo asuma el comprador o el vendedor depende de los términos del contrato”. Explicó que si los términos son franco a bordo, el riesgo pasa al comprador al cargar la mercancía, mientras que bajo condiciones de seguro y flete, el riesgo se transfiere al llegar al destino. Esta situación añade incertidumbre a los flujos de cobre en medio de la escalada arancelaria.