El debilitamiento del dólar impulsa al oro como refugio seguro, mientras crece el interés de bancos centrales por la plata.
El precio del oro alcanzó un máximo histórico de US$ 3,592 la onza en la semana finalizada el 5 de septiembre, impulsado por la caída del dólar y el creciente interés de los inversionistas globales en activos refugio. La refinería Heraeus señaló que el metal precioso resulta actualmente más atractivo que la divisa estadounidense como protección frente a errores de política monetaria y fiscal en Estados Unidos.
La firma explicó que la interferencia del gobierno en las decisiones del banco central norteamericano, presionando por recortes de tasas de interés, incrementa los riesgos económicos. En paralelo, el dólar atraviesa un ciclo de depreciación prolongada, tras perder terreno desde su pico más reciente. Heraeus destacó además que las políticas comerciales implementadas durante el gobierno de Donald Trump dejaron secuelas en el comercio global y en los déficits de Estados Unidos.
El interés en el oro se refleja también en los inversionistas institucionales: los ETF respaldados por el metal sumaron 397 toneladas en el primer semestre del año, un incremento de 12,3% interanual, mientras la demanda de barras y monedas subió 6,4% en el mismo periodo. Heraeus anticipa que los bancos centrales seguirán reforzando sus reservas en oro para reducir su dependencia del dólar.
¿Por qué los bancos centrales también apuestan por la plata?
Además del oro, algunos bancos centrales han empezado a diversificar hacia la plata. El Banco Central Saudí adquirió participaciones por US$ 40,6 millones en ETF vinculados al metal, y Rusia anunció compras por US$ 535 millones en los próximos tres años. Aunque la plata no ha sido tradicionalmente parte de las reservas centrales, este nuevo interés refleja la búsqueda de activos alternativos. Su cotización superó los US$ 40 la onza el 2 de septiembre, marcando un máximo de 14 años y confirmando su renovado atractivo en los mercados.