El país busca posicionarse en el mercado mundial del cobre con nuevas reservas y proyectos, mientras Perú enfrenta el reto de acelerar reformas clave.
Argentina busca posicionarse en la industria del cobre con el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), diseñado por el gobierno de Javier Milei para atraer capital en minería y energía. Según el consultor Iván Arenas, el país acumula reservas de alrededor de siete millones de toneladas y ya promueve tres grandes proyectos mineros por US$15,000 millones bajo este marco legal.
“Argentina, sin duda, quiere ser un gran jugador, cosa que en este momento no lo es. Sobre todo las provincias del norte, que son las provincias cupríferas. Argentina tiene buenas perspectivas para convertirse en un jugador importante”, señaló Arenas en exclusiva para Rumbo Minero, al remarcar que con precios del cobre cercanos a US$5 por libra y una demanda global proyectada de un millón de toneladas adicionales al 2030, el país podría ganar protagonismo regional.
El especialista comparó el escenario con Perú y Chile, que ya cuentan con marcos regulatorios más desarrollados. En el caso peruano, recordó que existen más de 20 proyectos cupríferos a la espera de destrabarse. “El Perú puede hacer mucho más si acelera reformas como la ventanilla única o la reducción de plazos en la permisología. El Perú debe ponerse las pilas porque Argentina entra en los próximos años a ser un jugador importante”, subrayó.
¿Qué obstáculos enfrenta Argentina?
Aunque los proyectos cupríferos aún están en fase de planificación, Arenas advirtió que ya surgen conflictos sociales, ambientales e ideológicos, así como oposición de algunas ONG. Sin embargo, consideró que estas tensiones no impedirán que el país se sume a la competencia global. “Estamos seguros que en los próximos años Argentina desarrollará cobre y será otro jugador más en el gran mercado latinoamericano”, concluyó.