Estas empresas desempeñan un rol fundamental en la industria minera, ya que aportan el conocimiento técnico y la experiencia.
Las empresas contratistas se consolidaron como los principales empleadores del sector minero peruano en mayo de 2025, al generar 182,467 puestos de trabajo directos (71.2%), según datos del Boletín Minero del Ministerio de Energía y Minas. De los 256,134 empleos registrados ese mes, la cifra más alta del año, más de 182,000 fueron creados por contratistas, lo que representa un incremento interanual de 12.3% frente a mayo de 2024.
Estas empresas desempeñan un rol fundamental en la industria minera, ya que aportan el conocimiento técnico, la experiencia y los recursos necesarios para ejecutar proyectos complejos bajo estándares de seguridad, calidad y sostenibilidad. Desde el diseño y planificación de obras hasta la ejecución de infraestructuras críticas como plantas de procesamiento, presas, caminos mineros o sistemas eléctricos, los contratistas permiten a las mineras enfocarse en su negocio principal.
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Entre sus labores especializadas destacan los trabajos de movimiento de tierras, sostenimiento de taludes, habilitación de haul-roads, construcción de accesos y obras electromecánicas, además del mantenimiento de instalaciones clave. Estas tareas se desarrollan en contextos especialmente desafiantes, como zonas remotas, geografías complejas y climas extremos, lo que exige un alto nivel de preparación logística y operativa.
Uno de los retos más sensibles para estas empresas es el relacionamiento con las comunidades locales, ya que muchas veces deben asumir compromisos sociales como la generación de empleo local y el respeto de acuerdos previos. Además, deben garantizar el cumplimiento de estrictas normas de seguridad y salud ocupacional en todo momento.
Los contratos entre contratistas y compañías mineras pueden adoptar diversas modalidades. Bajo la suma alzada, se fija un precio global por el proyecto, mientras que en los contratos por precios unitarios, el contratista cobra según las cantidades de obra ejecutadas, con base en costos reales. Ambas modalidades buscan asegurar eficiencia, control de costos y cumplimiento técnico en las distintas etapas del proyecto minero.