En MINPRO 2025, José Gonzales advirtió que el cobre es el nuevo petróleo, y que Perú puede duplicar su producción para captar ingresos en la región.
“La minería ya no puede verse únicamente desde el subsuelo, sino desde el tablero global”, fue una de las primeras afirmaciones de José Gonzales, editor internacional de Rumbo Minero, durante su ponencia en MINPRO 2025. “Necesitamos analizar nuestra industria desde la perspectiva de lo que es el mundo terrestre, la geopolítica”, afirmó, al advertir que las tensiones actuales entre Chile, Estados Unidos, Medio Oriente y Rusia están íntimamente ligadas al futuro energético global y a los minerales estratégicos.
En este nuevo orden, la electricidad reemplaza al petróleo como eje de desarrollo. “El mundo está pasando de una matriz de combustibles a una matriz de electricidad. Y hay matrices (…) que dicen que el desarrollo está vinculado directamente a la capacidad del país de producir electricidad”. Este viraje se traduce en una demanda creciente de minerales críticos como el cobre y las tierras raras, fundamentales para tecnología, defensa y electromovilidad. Gonzales explicó: “La lucha por las tierras raras (…) tiene grandes similitudes con el cobre”.
Pero el cobre presenta un problema geoestratégico: “tiene una concentración de producción mucho más alta de lo que nunca tuvo el petróleo. El 40% de la producción de cobre está en Chile, pero no está bajo la esfera de dominio de los Estados Unidos”. Ante ese vacío de control occidental, China ha invertido agresivamente en África. “China hizo grandes inversiones en el Congo y Zambia para controlar la producción, es decir, alrededor del 70% del cobre que se produce en el mundo”.
Este contexto obliga a repensar la integración regional y el rol de Sudamérica en el mercado global. Gonzales sugirió: “¿Por qué no hacemos una unión de cobre?”, aludiendo al poder conjunto que podrían tener Chile y Perú. La propuesta apunta a coordinar políticas productivas y comerciales, así como a aprovechar economías de escala en metalurgia y refinación.
El especialista concluyó alertando sobre la volatilidad y la urgencia de transformar el capital geológico en desarrollo económico sostenido. “Podríamos duplicar la producción de cobre y la meta soñada. Lo más interesante es que el ingreso en los próximos 12 años. Esa es la promesa del cobre (…) que vamos a financiarla con posibilidad de realidad”.