Casos como el de Pataz, en La Libertad, reflejan cómo el auge del oro ha disparado la llegada de nuevos pobladores.
La minería ilegal ha alterado los patrones migratorios en el Perú, convirtiendo a regiones como Madre de Dios, Pataz y Ucayali en destinos preferidos por quienes buscan ingresos rápidos, muchas veces al margen de la ley. Estas zonas, antes periféricas, han ganado protagonismo económico a pesar de la débil presencia estatal y las graves carencias en servicios básicos.
Ya no se migra hacia ciudades con mejor infraestructura o servicios públicos. Ahora, las decisiones migratorias responden a la promesa de ingresos inmediatos, incluso si provienen de actividades ilícitas. Lima, por ejemplo, ha dejado de ser el principal polo de atracción, y regiones con fuerte actividad informal e ilegal, como Puno o Loreto, registran un crecimiento sostenido en su población.
El Informe de Desarrollo Humano del PNUD, y mencionado en el informe de Semana Económica, confirma esta tendencia, señalando que desde la pandemia del COVID-19, las tasas de migración más altas se registran en regiones ligadas a actividades como la agroexportación y la minería, no siempre bajo condiciones formales. El coordinador del informe, Iván Lanegra, advirtió al medio que este cambio responde a nuevas dinámicas laborales.
Casos como el de Pataz, en La Libertad, reflejan cómo el auge del oro ha disparado la llegada de nuevos pobladores. Allí, la matrícula escolar, indicador del crecimiento migratorio, se ha elevado. Para el economista Luis Miguel Castilla, este distrito se ha convertido en un imán por los ingresos que genera la minería ilegal, en medio de una convivencia frágil con la minería formal y un entorno creciente de criminalidad.
Desde la academia, expertos como Mario Cépeda sostienen que las economías ilegales han dejado de ser marginales y hoy ocupan un rol clave en el mercado laboral. A ello se suma el deterioro del mercado formal en Lima, lo que empuja a la población hacia regiones donde las oportunidades, aunque informales, son más lucrativas.
Sin embargo, esta bonanza de corto plazo encubre un problema estructural. Regiones como Madre de Dios muestran altos ingresos laborales, pero arrastran brechas profundas en salud, educación y servicios básicos. Para el economista Martín Valencia, este modelo informal es insostenible: genera ingresos hoy, pero compromete la productividad y competitividad del país a largo plazo.
DATOS IMPORTANTES
Arequipa es la región con la mayor cantidad de mineros excluidos del Registro Integral de Formalización Minera (REINFO), con un total de 10,067. En segundo lugar se ubica Puno, con 5765 mineros.
Coincidentemente, ambas regiones concentran una considerable presencia de minería ilegal. En Arequipa, este flagelo ha afectado principalmente las zonas de Caravelí y Camaná. Mientras que en Puno, la minería ilegal ha proliferado en las zonas de La Rinconada, Amanea, Parque Nacional Bahuaja Sonene y Río Cabanillas.
No obstante, Madre de Dios es la región donde se han registrado más casos de minería ilegal, principalmente en La Pampa, Río Pariamanu, Reserva Nacional Tambopata y Reserva Comunal Amarakaeri y los territorios de comunidades indígenas.