MINERÍA. Tanto Chile, Brasil como Perú incorporan de manera permanente un pensamiento digital como centro de su estrategia minera, con el fin de optimizar su producción, reducir costos, aumentar la eficiencia y mejorar la seguridad; describió este jueves el Diario Financiero.
Según el medio informativo, todos tienen lugares clave de alto valor, como por ejemplo La Rinconada, en Puno, Perú, que es la mina más alta sobre el nivel del mar, con 5.100 metros. Chuquicamata en Chile es la más grande a cielo abierto, con 5 km de largo. La mina Carajás de Vale, en Pará, Brasil, es la mayor operación de mineral de hierro del mundo.
La pregunta clave es: ¿dónde está la creación del valor en la región? Desde la década de los ’90 los tres países fueron convirtiéndose en un buen destino para la inversión minera extranjera, dadas las regulaciones existentes que otorgaban estabilidad jurídica e incentivos de exploración. Obviamente, la innovación ahí puede nacer de una relación abierta entre las transnacionales y los proveedores locales, universidades o centros de innovación.
Es así que el Diario Financiero mencionó que en estos países se trabaja bajo condiciones adversas a nivel geográfico, es decir, en altitudes muy elevadas, temperaturas altas o climas especialmente secos. Esta situación ha permitido el desarrollo de progresos científicos impensados y revolucionarios.
“Las investigaciones han abierto nuevas oportunidades tecnológicas para las industrias mineras. Éstas incluyen avances revolucionarios en las TIC, Tecnologías de Información y Comunicación, sistemas de visión por computadora, satélites y otras aplicaciones de teledetección, avances en biología molecular y sintética para biolixiviación, que es la extracción de metales pesados mediante el uso de organismos vivos, y biorremediación de contaminantes para cobre y oro”, dijo Carlo Pietrobelli, vocero del Banco Interamericano de Desarrollo, a el Diario Financiero.
Por ejemplo en Chile, la empresa Micomo desarrolló tecnologías de monitoreo altamente innovadoras a través de fibra óptica que ayudan a los procesos de extracción. Asimismo, las tecnologías de Power Train ingresaron como nuevos sistemas de control remoto para camiones que operan a temperaturas muy altas. A estos se suma Innovaxxion, que permite reducir los residuos generados en los procesos del cobre.
En Brasil, Geoambiente desarrolló mapas geológicos sofisticados, sensores e imágenes de radar que ayudan en las fases de exploración, prediciendo los contenidos de minerales o áreas propensas a las erosión, con el fin de monitorear los impactos ambientales. En este mismo país nació Verti, que ha desarrollado supresores de polvo que aprovechan la glicerina sobrante de plantas de biodiésel.
La Universidad Nacional de Ingeniería, UNI, en Perú, creó el primer robot minero capaz de identificar gases tóxicos que puedan causar daño e incluso la muerte a trabajadores dentro de una mina. El proyecto, que tardó alrededor de tres años, tuvo este resultado final que pesa 50 kilos, tiene un metro de alto y está diseñado para movilizarse en todo terreno.
De esta manera, el Diario Financiero señaló que los ejemplos de la región son virtuosos porque todos tienden por igual a automatizar las operaciones y digitalizar los activos, creando además centros que reúnen los datos de toda la cadena de valor minera.
De allí que “el BID en colaboración con los gobiernos de la región podría aportar mucho para expandir el número de empresas que se integran con servicios altamente tecnológicos y/o productos innovadores. Desde la Universidad de Naciones Unidas, MERIT, estamos colaborando en una serie de estudios sobre competitividad e innovación en América Latina. Buscamos conocer mejor cómo se pueden generar espacios para los proveedores locales y queremos identificar capacidades para que las empresas puedan integrarse exitosamente, garantizando sostenibilidad e innovación de largo plazo”, finalizó Pietrobelli.