El avance de la minería ilegal de cobre se consolida con más de 20 mil toneladas procesadas por día en plantas sin permisos. Apurímac lidera esta expansión, según el Minem.
La expansión silenciosa de la minería ilegal de cobre en el país ha convertido a Apurímac y otras regiones del sur del país en el nuevo epicentro de la extracción informal de este mineral. Esto se debe, principalmente, al incremento del precio del metal en 69% durante los últimos 10 años. Esta ilegalidad creció tanto que el ministro de Energía y Minas, Jorge Montero, admitió su existencia y anunció que se trabajaran medidas para evitar que escale en los próximos años.
El Instituto Peruano de Economía (IPE) advierte que estas actividades, inicialmente clasificadas como artesanales o de pequeña escala, han rebasado sus límites. Solo en el corredor minero del sur, entre 120 y 200 camiones trasladan diariamente mineral de origen ilegal, superando incluso el flujo de proyectos formales como Las Bambas, Apurímac. Parte de este material termina en plantas procesadoras informales que proliferan sin control.
Una planta procesadora es una instalación industrial donde se trata el mineral extraído para separar los metales valiosos del material sin valor. A través de procesos como chancado, molienda, flotación o lixiviación, se obtiene un concentrado con alta ley de metal, listo para su exportación o fundición.
Así, de acuerdo con información del referido estudio, en la última década, el número de estas plantas se ha triplicado a nivel nacional. Arequipa concentra la mayor cantidad, seguida por Ica y Puno. Según Stephanie Mayta, investigadora del IPE, esta tendencia responde tanto al alza del precio del cobre como a la inacción del Estado. “El incremento refleja la magnitud de las operaciones ilegales y el vacío institucional”, señaló a RPP.
El Minem reveló que la capacidad instalada de estas plantas aumentó 18 veces desde 1997, pasando de procesar poco más de mil toneladas diarias a más de 20 mil. Bloomberg, por su parte, estimó que solo en la comunidad de Apu Chunta (Apurímac), la producción informal de cobre alcanzaría los 300 millones de dólares anuales, pese a ello, aún no existen cifras oficiales en el país sobre el verdadero impacto económico de esta actividad.