La provincia huanuqueña de Puerto Inca supera en impacto ambiental a Madre de Dios y enfrenta poca fiscalización, contaminación hídrica y expansión criminal.
Puerto Inca, en la región Huánuco, se ha convertido en la nueva capital de la minería ilegal de oro en la selva central peruana. En lo que va del 2025, la deforestación superó las 1.050 hectáreas, el doble de lo registrado en todo el 2024, según estudios satelitales de Conservación Amazónica ACCA. Este avance se produce en zonas como Yuyapichis, donde incluso se encuentran áreas protegidas como la reserva privada Panguana.
El fenómeno se agrava por la llegada de mineros ilegales provenientes de Madre de Dios y por la limitada presencia del Estado. “La depredación forestal es tan grande que es visible desde el espacio”, indicó Sídney Novoa, de Conservación Amazónica, a diario El Comercio. Según el fiscal provincial Eduardo Nina Cruz, los mineros aprovechan la lejanía del territorio para operar incluso con maquinaria pesada y en cauces de ríos, lo cual está prohibido.
Pese a que en Puerto Inca existen 141 registros en el Reinfo, de los cuales 115 están vigentes, algunas actividades se realizan sin autorización y en concesiones no propias. “No podemos aceptar que se habilite el Reinfo sin condiciones”, advirtió Nina, quien confirmó que fiscales han sido atacados durante interdicciones. El alcalde Carlos Navarro también denunció que la minería ha destruido la bocatoma de agua potable de la ciudad.
Además del impacto ambiental, Puerto Inca enfrenta la convergencia de la minería ilegal con el narcotráfico. Según Devida, los cinco distritos de la provincia tienen cultivos de hoja de coca, con Codo del Pozuzo liderando con 746 hectáreas. “Curiosamente, hay una buena relación entre minería y tráfico ilícito de drogas”, afirmó el abogado ambientalista César Ipenza, quien también alertó sobre la presencia de ciudadanos extranjeros y el uso de insumos tóxicos como el mercurio, muchos de ellos provenientes de Brasil.