Empresa destacó que las minas fuera del país norteamericano podrían sufrir si cae la demanda internacional.
La amenaza de nuevos aranceles a las importaciones de cobre en EE. UU., promovida por la administración de Donald Trump, ha disparado los precios del metal a nivel nacional, beneficiando a Freeport-McMoRan. Esta compañía, el principal productor de cobre en Norteamérica, ha registrado ingresos adicionales significativos gracias a la prima que los compradores pagan por el cobre nacional. No obstante, su directora ejecutiva, Kathleen Quirk, advierte que una expansión de estas políticas podría perjudicar a la misma industria que se busca proteger.
Quirk explicó que la incertidumbre económica y una posible desaceleración del crecimiento mundial, exacerbada por guerras comerciales, podría afectar negativamente la demanda global del metal. Aunque reconoce las ventajas a corto plazo de los aranceles —como los 800 millones de dólares anuales en ingresos adicionales estimados por la empresa—, también destacó que las minas fuera de EE. UU. podrían sufrir si cae la demanda internacional. Freeport opera en países clave como Indonesia, Chile y Perú, lo que la expone directamente a los efectos de una menor demanda global.
La administración Trump ha impulsado una investigación basada en el Artículo 232, que permitiría imponer restricciones por motivos de seguridad nacional. Esta medida preocupa a múltiples sectores industriales dependientes del cobre, como la automoción, la construcción y la electrónica. Mientras tanto, los comerciantes intentan adelantar compras, llevando los precios del cobre en Nueva York hasta un 9,3 % por encima de los de Londres.
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Freeport ha expresado su apoyo a iniciativas que fortalezcan la producción nacional de cobre, solicitando incentivos similares a los que ya existen para otros minerales estratégicos como el litio y el níquel. No obstante, la realidad operativa en EE. UU. sigue siendo compleja: las minas son antiguas, los costos de operación son elevados y la ampliación de instalaciones es costosa. La compañía ya estudia expandir minas y fundiciones en Arizona, aunque con cautela.
Desde que Quirk asumió la dirección ejecutiva en 2023, las acciones de Freeport han caído un 14 %, una tendencia similar a la de otras grandes mineras del sector. La ejecutiva, que ha hecho carrera en la empresa desde 1989, enfrenta ahora el reto de equilibrar la protección de la industria nacional con la sostenibilidad global del negocio. “Proteger esta industria exige algo más que aranceles: se necesitan incentivos que compensen los altos costos de producción en el país”, concluyó.