Con reservas estimadas en 28 millones de toneladas métricas y un valor de US$270 mil millones, el yacimiento en Arizona enfrenta una carrera contra el tiempo y la burocracia para entrar en producción.
Un gigante subterráneo en el desierto
A más de 1,5 km bajo tierra y con temperaturas de hasta 79 °C, Resolution Copper es uno de los proyectos cupríferos más ambiciosos de las últimas décadas. Operado por Rio Tinto y BHP, ha requerido dos décadas de exploración y más de US$2.000 millones en inversión sin extraer aún una sola tonelada.
¿Por qué aún no produce cobre este yacimiento estratégico?
Pese a contar con uno de los pozos más profundos de Estados Unidos, el proyecto sigue trabado por permisos ambientales, disputas legales y oposición de comunidades indígenas. En promedio, un desarrollo minero en EE. UU. tarda 29 años en pasar de descubrimiento a producción, uno de los plazos más largos del mundo.
Un impacto potencial de escala global
Si entra en operación, Resolution podría abastecer una cuarta parte de la demanda de cobre de EE. UU., fortaleciendo la posición de Rio Tinto y BHP en el mercado global. El método de explotación proyectado —hundimiento por bloques— exige alta inversión inicial y varios años de preparación antes de la extracción comercial.
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Obstáculos culturales, legales y económicos
La mayor controversia gira en torno a Oak Flat, un sitio sagrado para la tribu apache de San Carlos. Además, los críticos advierten sobre el consumo masivo de agua en medio de una sequía histórica. Aunque la Corte Suprema rechazó un recurso clave de la tribu, otros litigios siguen en curso. La decisión final sobre el traspaso de tierras podría llegar a mediados de agosto, pero la producción no se prevé antes de la década de 2030.