El país proyecta diversificar su matriz con fuentes soberanas y acuerdos binacionales. La demanda energética se duplicó entre 2020 y 2024.
Paraguay ha entrado en una nueva etapa de transformación energética tras cerrar el año con un incremento del 18 % en el consumo eléctrico, el mayor registrado en su historia reciente. Este cambio marca el fin de una era de subutilización del sistema y plantea la necesidad de sostener el crecimiento con inversión, planificación y soberanía energética.
Durante una presentación institucional, el presidente de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), Félix Sosa, expuso las proyecciones del sistema eléctrico al año 2040. Señaló que la infraestructura existente ha logrado responder a la creciente demanda, pero que será imprescindible acelerar nuevas obras y diversificar las fuentes de generación para mantener la estabilidad del suministro.
El plan contempla cinco opciones estratégicas. Las dos primeras se consideran soberanas: la primera propone expandir el uso de energía solar, microcentrales hidroeléctricas y sistemas de almacenamiento, soluciones que dependen exclusivamente de decisiones nacionales. La segunda sugiere instalar centrales de bombeo, una tecnología utilizada en países como Canadá y Brasil, capaz de garantizar potencia firme aunque con costos más elevados.
Las siguientes tres rutas requieren coordinación internacional. La tercera apuesta por construir nuevas hidroeléctricas, como Itatí, Itacorá y Corpus, cuyos desarrollos están sujetos a convenios con Argentina. La cuarta plantea maximizar el uso de la energía proveniente de Itaipú y Yacyretá, aprovechando su firmeza y sostenibilidad, aunque condicionada por decisiones compartidas con Brasil y Argentina. Finalmente, la quinta opción considera construir un gasoducto en el Chaco para alimentar una central térmica a gas, con respaldo del Viceministerio de Energía y Minería.
Sosa subrayó que entre 2010 y 2020 el crecimiento anual de la demanda en Paraguay fue de 6,5 %, pero se aceleró en el último quinquenio, alcanzando tasas de 9 % en potencia y 9,9 % en energía. A su juicio, el crecimiento actual es una señal positiva: indica un mayor consumo interno, pero también un llamado a actualizar la infraestructura para sostener el ritmo sin comprometer la seguridad energética del país.