El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció el martes su intención de imponer un arancel del 50% a todas las importaciones de cobre, una medida que sacudió a la industria global y encendió alarmas en países exportadores clave como Chile, Perú y Canadá.
El anuncio se dio pocas horas después de que el Departamento de Comercio estadounidense, liderado por Howard Lutnick, confirmara que los aranceles podrían entrar en vigor a fines de julio o el 1 de agosto.
Estados Unidos y su dependencia del cobre extranjero
EE.UU. produce internamente poco más del 50% del cobre refinado que consume, siendo Arizona el principal estado productor. Sin embargo, casi un millón de toneladas métricas anuales de cobre refinado se importan para satisfacer la demanda nacional. Lejos de China, el mayor proveedor global, el cobre que llega a Estados Unidos proviene mayoritariamente de América Latina: Chile, Perú y Canadá representaron más del 90% de las importaciones en 2024, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Esta nueva política podría afectar directamente las economías de estos países aliados, especialmente Perú y Chile, cuyas industrias cupríferas están altamente integradas con el mercado estadounidense. El cobre es esencial no solo para el sector energético y automotriz, incluyendo los vehículos eléctricos, sino también para semiconductores, equipos militares y bienes de consumo de alta tecnología.
Geopolítica del cobre: China avanza, EE.UU. reacciona
Aunque la administración Trump justifica el arancel como una forma de reducir la dependencia de China, expertos señalan que la medida afectaría principalmente a socios comerciales del continente americano. Actualmente, China domina el refinado global del cobre y, mediante inversiones masivas en África, especialmente en la República Democrática del Congo (RDC), ha logrado superar a Perú como segundo mayor productor mundial del mineral.
Cabe señalar que según el último boletín minero de Perú, de enero a marzo, China continuó siendo el principal receptor, con una participación del 73.7% del total, consolidándose como el mayor demandante de cobre a nivel global. Con un 6.1%, seguido de Corea del Sur, que se ubicó en el tercer puesto con un 3.6% del total exportado del metal rojo.
Mientras China amplía su influencia global con docenas de fundiciones operativas, Estados Unidos mantiene apenas dos fundiciones primarias, lo que deja en evidencia una limitada capacidad para sustituir importaciones en el corto plazo.