El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental – OEFA exigirá más trabajo de campo para estudios ambientales. Así, desde diciembre próximo, la presentación de estudios de impacto ambiental (EIA), que tienen que elaborar las empresas que desarrollan proyectos de inversión – particularmente de industrias extractivas -, tendrán que tener un mayor sustento con trabajo de campo. Así lo indicó Hugo Gómez, presidente del OEFA, quien explicó al diario Gestión que en diciembre -finalmente- comenzará sus funciones el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para la Inversión Sostenible (Senase), que evaluará y decidirá la aprobación de los EIA.
Cabe recordar que el Ministerio del Ambiente había previsto que el Senase comenzara a funcionar en junio último, empezando por acoger EIA detallados de las industrias extractivas, que hoy evalúa y aprueba el Ministerio de Energía y Minas.
Gómez reconoció que aún hay mucho por mejorar en el proceso de certificación y supervisión ambiental. Así, refirió que el mayor estudio de campo que se requerirá para los EIA -vía Senace- permitirá a la autoridad conocer cuál es la situación en términos ambientales de la zona donde se planea realizar el proyecto, y servirá como línea de base para que, luego que se ejecute la obra, la autoridad ambiental pueda medir mejor qué impactos reales tiene el proyecto.
Línea de base
Si se trata de una actividad minera, por ejemplo, la línea de base deberá determinar, ex ante, el nivel de concentración de metales existente en la zona, para hacer la comparación de cómo varían esos niveles cuando el proyecto empiece a producir, según indicó.
“Nosotros, como OEFA, hacemos análisis de la calidad ambiental de la zona de influencia, y es difícil a veces comparar cómo era antes, porque no hay líneas de base”, remarcó.
Además, anotó, los EIA, deberán detallar con más claridad las obligaciones socioambientales a que se comprometan las empresas, con el fin de evitar conflictos con comunidades, que, como se sabe, vienen trabando las inversiones.
EL DATO
EIA. Elaborarlos puede tomar hasta un año y medio porque requieren información estacional. Un obstáculo es la falta de data oficial de indicadores socioambientales de las zonas a intervenir.