Una investigación de The Washington Post advierte que organizaciones vinculadas a capitales chinos han expandido operaciones de minería ilegal de oro en América Latina, con impactos que ya alcanzan a países como Perú, Guyana, Venezuela y Ecuador.
Estas redes operan con maquinaria pesada, financiamiento transnacional y técnicas de alto impacto ambiental, desplazando a la minería artesanal e incrementando la presión sobre ecosistemas frágiles.
Operaciones industriales en territorios vulnerables
En zonas amazónicas y andinas, la presencia de operadores ilegales chinos ha transformado yacimientos artesanales en explotaciones industriales, introduciendo técnicas como la lixiviación con cianuro que, aunque más eficientes, multiplican los riesgos de contaminación de agua y suelos. En Perú, fuentes del sector minero informal advierten que estas redes operan principalmente en Madre de Dios, Puno y la frontera con Ecuador, aprovechando vacíos de control estatal.
¿Cómo afecta al mercado aurífero regional y nacional?
El auge de la demanda china, con el oro superando los US$ 3.000 por onza, ha convertido a Latinoamérica en un objetivo prioritario para el abastecimiento ilícito. Expertos estiman que parte del oro extraído de forma ilegal en la región sale por rutas de contrabando hacia Asia sin pagar impuestos ni regalías, afectando los ingresos fiscales de países productores como el Perú, cuya minería aurífera formal ya enfrenta retos de competitividad y trazabilidad.
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Casos en países vecinos que alertan a Perú
En Guyana y Venezuela, autoridades han identificado a inversionistas y operadores chinos como actores clave en el negocio ilegal, con conexiones logísticas que facilitan el traslado del mineral. En Ecuador, informes recientes señalan la infiltración de estas redes en zonas mineras de Imbabura y Zamora Chinchipe. Estas experiencias ponen en evidencia el riesgo de que el Perú se convierta en un nodo estratégico del comercio ilícito si no refuerza la fiscalización y la trazabilidad del oro.
Impacto social y ambiental
Las comunidades locales sufren desplazamiento, pérdida de medios de vida y contaminación. La introducción de métodos industriales en áreas de minería artesanal no solo eleva la producción, sino que agrava la deforestación y el daño a ríos amazónicos. Organizaciones ambientales y gremios mineros formales en Perú han advertido que el avance de la minería ilegal con respaldo transnacional es ya uno de los mayores desafíos para el sector en la próxima década.