Delegados pakistaníes llegaron esta semana a Washington para reunirse con el Representante Comercial de EE. UU., Jamieson Greer.
Pakistán ha lanzado una ambiciosa ofensiva diplomática para captar la atención de Estados Unidos, ofreciendo acceso a sus vastos recursos minerales, oportunidades en minería de bitcoin y gestos políticos favorables. El objetivo: evitar aranceles de hasta el 29 % sobre sus exportaciones y consolidar relaciones más estrechas con Washington, su principal socio comercial.
En medio de una aguda crisis económica, Islamabad resalta su riqueza mineral sin explotar —valorada entre 8 y 50 billones de dólares— que incluye reservas significativas de cobre, oro, litio, antimonio y tierras raras. La provincia de Baluchistán, que cubre casi el 43 % del territorio nacional, es el epicentro de esta estrategia. Allí se ubica el gigantesco proyecto de cobre y oro Reko Diq, operado por Barrick Mining, junto a importantes depósitos de otros minerales estratégicos.
El gobierno pakistaní ha sabido alinearse con los intereses geoestratégicos de Estados Unidos, como señaló Michael Kugelman, de la Fundación Asia Pacífico de Canadá: ha vinculado su oferta minera con el creciente interés de Washington en criptomonedas y minerales críticos. Como parte de su ofensiva diplomática, incluso ha respaldado la candidatura del expresidente Donald Trump al Premio Nobel de la Paz.
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Presencia China
Pero Pakistán no actúa en un vacío. China, su aliado más cercano, ya ha invertido cerca de 60.000 millones de dólares en el país a través del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), con especial énfasis en infraestructura y minería en Baluchistán. Sin embargo, la creciente presencia china ha generado tensiones locales, y proyectos como Reko Diq han sido blanco de ataques de grupos separatistas que denuncian el saqueo de recursos por potencias extranjeras.
Delegados pakistaníes llegaron esta semana a Washington para reunirse con el Representante Comercial de EE. UU., Jamieson Greer. El posible acuerdo incluiría la compra de productos agrícolas estadounidenses y una alianza estratégica en minería. Un pacto con Washington podría reconfigurar el equilibrio regional, ofreciendo a Pakistán un contrapeso a la influencia china, aunque a riesgo de tensar su relación con Pekín, para quien el CPEC es una pieza clave de su iniciativa global de la Franja y la Ruta.