El oro, principal producto de exportación, ha sido clave para sostener la economía durante crisis como la pandemia.
En los últimos años, la República Dominicana ha emergido como un destino clave para la inversión extranjera en los sectores de energía y minería. Entre 2022 y 2024, el país atrajo más de US$3,500 millones en Inversión Extranjera Directa (IED) dirigida a estos sectores, lo que refleja la confianza de los inversionistas en su estabilidad económica e institucional.
Este auge será analizado en el Energy Summit 2025, evento organizado por Mercado Events que reunirá a líderes empresariales y autoridades para explorar estrategias que impulsen una matriz energética más limpia.
El sector energético ha sido el segundo mayor receptor de IED después del turismo, acumulando más de US$2,960 millones en tres años: US$750 millones en 2022, US$1,071 millones en 2023 y US$1,140 millones en 2024.
Este crecimiento ha sido impulsado principalmente por proyectos de energías renovables, respaldados por una meta nacional de alcanzar un 30 % de generación limpia para 2030, conforme a la Estrategia Nacional de Desarrollo.
A nivel técnico, el país ha avanzado en la modernización de su red de transmisión eléctrica y en la mejora de la eficiencia energética. Estas inversiones han reducido costos operativos y mejorado la calidad del servicio, posicionando al país como un referente regional en materia de infraestructura energética sostenible y rentable.
En paralelo, el sector minero también ha mostrado una notable estabilidad y atracción de capital, con US$1,224.3 millones en IED desde 2020. Aunque representa solo el 2 % del PIB, su contribución al sector industrial alcanza el 7 %.
El oro, principal producto de exportación, ha sido clave para sostener la economía durante crisis como la pandemia, destacando la resiliencia de la minería dominicana frente a contextos globales adversos.
Este dinamismo en ambos sectores responde a un entorno de negocios fortalecido por políticas de transparencia, incentivos fiscales, y regulaciones ambientales robustas.
La combinación de visión estratégica y marcos regulatorios estables ha hecho de República Dominicana un punto focal para la inversión sostenible en América Latina. El desafío ahora es sostener este crecimiento con inclusión social y equilibrio territorial.