La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyectó que la economía peruana crecerá 3.2% este año, con lo cual liderará el ritmo de expansión productiva de los países que conforman la Alianza del Pacífico (AP).
Prevé que en segundo lugar se ubicará Colombia con un crecimiento de 3.1% al cierre del presente ejercicio.
En el tercer y en el cuarto se ubicarán Chile, con un crecimiento de 2.8% para este año, y México con un avance de 1%, de acuerdo con la Cepal.
Resalta que en Chile, México y el Perú, a pesar de la desaceleración económica respecto a lo registrado en el 2018, el aumento del empleo registrado es relativamente elevado.
Desaceleración regional
La Cepal presentó el “Estudio Económico de América Latina y el Caribe”, en el que recalca la importancia de ampliar el espacio fiscal y reorientar las políticas de inversión, productividad y monetarias para dinamizar las economías de los países.
Según el reporte, América Latina y el Caribe crecerá este año solo 0.5%, cifra inferior al 0.9% registrado en el 2018.
Atribuye este desempeño a los efectos de un debilitamiento sincronizado de la economía global, lo que ha implicado un escenario internacional desfavorable para la región.
Asimismo, en el ámbito regional, el bajo crecimiento se debe al poco dinamismo exhibido por la inversión, las exportaciones y la caída del gasto público y el consumo privado.
“Se espera que durante el 2019 el crecimiento económico de la región mantenga una trayectoria descendente, debido a un contexto internacional con mayores incertidumbres y complejidades, y a un débil comportamiento de la inversión, las exportaciones y el consumo”, se considera en el documento difundido hoy en Chile.
Comportamiento generalizado
El estudio refiere que a diferencia de años anteriores, en el 2019 la desaceleración será generalizada y que ello afectará a 21 de los 33 países de América Latina y el Caribe. En promedio, se espera que América del Sur crezca 0.2%, América Central 2.9% y el Caribe 2.1%.
“La región enfrenta un contexto externo con mayores incertidumbres y complejidades crecientes: menor dinamismo de la actividad económica mundial y del comercio global, mayor volatilidad y fragilidad financiera; cuestionamientos al sistema multilateral y un aumento en las tensiones geopolíticas”, comentó la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
De acuerdo con el Estudio Económico 2019, el espacio fiscal en la región se ha visto restringido por niveles de ingresos insuficientes para cubrir el gasto, lo que deriva en déficits y en un incremento en el endeudamiento en los últimos años.
Además, considera que los efectos de la creciente volatilidad cambiaria y de las mayores depreciaciones limitarían la posibilidad de los bancos centrales de la región para profundizar políticas de estímulo a la demanda agregada.
Se suma el hecho de que los condicionantes estructurales acentúan la vulnerabilidad externa y no ayudan a dinamizar el crecimiento (estructura exportadora centrada mayormente en bienes primarios y caída tendencial de la productividad).
Políticas contracíclicas
De acuerdo con la Cepal, en la región se requiere abrir espacio a las políticas para hacer frente a la desaceleración y contribuir con el crecimiento económico, con medidas tanto en el área fiscal, como en la monetaria y las relacionadas con la inversión y la productividad.
Considera que en materia fiscal se necesita reducir la evasión tributaria y los flujos financieros ilícitos, impulsar la adopción de impuestos a la economía digital, medioambientales y relacionados a la salud pública, y reevaluar los gastos tributarios para alinearlos hacia la inversión productiva.
En el área monetaria, se necesita promover el crecimiento económico sin comprometer la estabilidad cambiaria y de precios, mientras que en materia de inversión y productividad es imprescindible elevar la participación de los sectores intensivos en conocimientos en la estructura productiva.
“Ello se logrará con un papel más activo de la inversión pública y privada; reorientar las inversiones hacia los sectores de mayor dinamismo; y adoptar políticas de estímulo que tengan impactos en términos de innovación, aprendizaje y empleos de calidad”, dijo.
La segunda parte del Estudio Económico 2019 analiza los cambios estructurales ocurridos en el sistema financiero internacional en los instrumentos y agentes con posterioridad a la crisis global de 2007-2008, desde la perspectiva de la región.
El informe plantea que el mercado de bonos ha ganado importancia relativa respecto al sistema bancario. También muestra que se han intensificado los niveles de concentración, interconectividad y prociclicidad. Además, precisa que el nivel de endeudamiento global se generaliza y registra niveles récord (320% del PIB), en un contexto de bajo crecimiento.
Con el fin de hacer frente a estos desafíos se plantea, por una parte, ampliar y estandarizar el espectro de los indicadores de vulnerabilidad.
“Se trata de avanzar hacia una regulación macroprudencial más amplia y homogénea que abarque no solo al sector bancario formal sino a todos los agentes financieros –incluyendo el sector bancario en la sombra- así como a los distintos instrumentos”, indica el documento.
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