Para 2030, la mitad de las minas en Australia podrían operar sin intervención humana directa, según proyecciones de CSIRO. Seguridad, sostenibilidad y eficiencia impulsan esta revolución tecnológica.
La automatización ha irrumpido con fuerza en la minería australiana, donde herramientas como drones, sensores inteligentes, robótica y sistemas autónomos están rediseñando desde la exploración hasta el transporte y monitoreo de sitios. Este avance, impulsado por la necesidad de mayor seguridad, productividad y sostenibilidad, posiciona a Australia como uno de los líderes globales en innovación minera.
De acuerdo con la agencia científica nacional CSIRO, se prevé que para 2030 el 50% de las operaciones mineras en Australia estarán completamente automatizadas. Su hoja de ruta tecnológica publicada en 2023 estima además que estas transformaciones permitirán reducir en un 75% la presencia humana en zonas de riesgo y mejorar en un 40% la recuperación de recursos gracias a sistemas optimizados por inteligencia artificial.
Chad Hargrave, jefe del Grupo de Investigación en Tecnologías Mineras de CSIRO, destaca que el país cuenta con ventajas estructurales como una fuerza laboral minera robusta, un historial de innovación y operaciones de gran escala que facilitan el desarrollo y despliegue de automatización avanzada. “Estos factores le dan al país una gran ventaja a la hora de implementar tecnologías que puedan usarse directamente en las minas”, indicó.
Entre los principales impulsores del cambio, Hargrave señala el incremento de la demanda global de minerales, el descenso en la ley de los yacimientos y la presión por minimizar los impactos ambientales. En línea con ello, Aidan Knight, analista de GlobalData, subraya que las operaciones cada vez más profundas y remotas hacen indispensable el uso de tecnologías autónomas para reducir costos y riesgos humanos, especialmente mediante drones en minería subterránea y camiones autónomos en superficie.
A medida que las mineras enfrentan desafíos operativos más complejos, como mayores gastos de mantenimiento, combustible y mano de obra, se espera que el despliegue de tecnologías inteligentes se acelere. Con la automatización, Australia no solo apunta a fortalecer su competitividad global, sino también a garantizar una minería más eficiente y segura en un contexto de creciente exigencia ambiental.
