El grupo armado M23 controla ahora ciudades estratégicas como Goma y Bukavu, rutas clave para el contrabando de coltán hacia Ruanda.
El Movimiento 23 de Marzo, conocido como M23, es un grupo rebelde activo en el este de la República Democrática del Congo, principalmente en la provincia de Kivu del Norte. Se trata de un grupo armado que opera en esa región y que ha estado involucrado en conflictos con el gobierno congoleño y otras fuerzas armadas.
¿Cómo opera el M23 en el Congo?
Así, bajo la vigilancia de rebeldes del M23 en las colinas que rodean la localidad congoleña de Rubaya, cientos de trabajadores transportan a pie sacos con rocas trituradas, cargadas de coltán, por empinados senderos de tierra. Este mineral, esencial para la fabricación de teléfonos móviles, computadoras, componentes aeroespaciales y turbinas de gas, se procesa en Asia en tántalo, un metal resistente al calor que supera los 300 dólares por kilo.
Rubaya produce alrededor del 15% del coltán mundial, extraído de manera artesanal por pobladores que ganan apenas unos pocos dólares al día. Desde que el M23 tomó el control de la zona en abril de 2024 —desplazando a la milicia progubernamental PARECO-FF—, la ONU afirma que el grupo ha explotado la riqueza minera para financiar su insurgencia, presuntamente con apoyo del gobierno de Ruanda.
Estados Unidos, que media negociaciones de paz paralelas entre Congo y Ruanda en Doha, ha sancionado recientemente a supuestos implicados en el contrabando de minerales, incluida PARECO-FF, mientras mantiene desde 2013 sanciones contra el M23. Washington ofrece potenciales miles de millones de dólares en inversión si cesan las hostilidades.
El M23 controla ahora ciudades estratégicas como Goma y Bukavu, rutas clave para el contrabando de coltán hacia Ruanda. Según la ONU, tras tomar Rubaya, los rebeldes instauraron una administración paralela que regula la minería, el comercio, el transporte y cobra un impuesto del 15% a los compradores, generando unos 800,000 dólares mensuales.
En el terreno, Reuters observó a niños trabajando en los lavaderos de mineral y túneles de hasta 15 metros de profundidad, reflejando la persistencia del trabajo infantil y la precariedad laboral pese a los intentos internacionales de “limpiar” la cadena de suministro.
Mientras tanto, empresarios estadounidenses —incluido el inversionista Gentry Beach, aliado político del expresidente Donald Trump— han mostrado interés en obtener derechos de explotación en Rubaya, en medio de críticas de legisladores demócratas por la falta de transparencia y posibles conflictos de interés.
Las conversaciones de paz en Qatar entre el M23 y el gobierno congoleño tienen como fecha límite el 18 de agosto. Sin embargo, la ONU advirtió que recientes matanzas atribuidas a los rebeldes, que dejaron al menos 319 civiles muertos, amenazan el avance de las negociaciones. La viabilidad de transformar la actual minería artesanal en una operación moderna sigue siendo incierta.
FUENTE: REUTERS