Rio Tinto anunció la salida de su director ejecutivo, Jakob Stausholm, quien dejará el cargo a finales de 2024 tras casi cinco años de gestión. El ejecutivo danés asumió el liderazgo en 2021, luego del escándalo por la voladura de refugios sagrados aborígenes en Australia Occidental. Su salida marca el fin de una etapa en la que la minera buscó recuperar su reputación y reorientarse hacia los metales de transición, clave para la descarbonización global.
“Permaneceré como director ejecutivo mientras se nombra a un sucesor mediante un riguroso proceso que ya está en marcha… A medida que este trabajo avanza, todo sigue como siempre”, publicó Stausholm en su cuenta de LinkedIn. Bajo su gestión, Rio Tinto impulsó iniciativas vinculadas al cobre, el litio y el aluminio, incluyendo la compra de Arcadium por US$6.700 millones y una reciente sociedad de US$900 millones con Codelco para explotar litio en Chile.
Si bien Rio Tinto no explicó las razones de la salida de Stausholm, medios y analistas especulan con posibles sucesores internos como Simon Trott y Bold Baatar. No obstante, la minera también podría enfrentar competencia externa, ya que BHP se alista para una sucesión en su propia cúpula. Analistas como Richard Hatch (Berenberg) y Alexander Pearce (BMO) calificaron la noticia como inesperada. “No la esperábamos”, señaló Hatch.
Los mercados reaccionaron con cautela: las acciones cayeron 1,4 % en Londres y cerraron ligeramente a la baja en Sídney. A pesar del retroceso bursátil, Stausholm deja una compañía con una cartera más diversificada, que incluye el megaproyecto Simandou en Guinea, cuya producción de mineral de hierro arrancará a fines de este año.
Dominic Barton, presidente de Rio Tinto, destacó que Stausholm “restauró la confianza de los principales interesados, alineó nuestra cartera con los productos básicos donde el crecimiento de la demanda es más fuerte (…) y estableció una trayectoria de crecimiento convincente”. La transición de liderazgo ocurre en un momento clave, cuando las grandes mineras enfrentan presión para liderar el suministro global de metales de transición en medio de una demanda acelerada por la transición energética.