Se busca limitar la dependencia de cualquier país tercero a un máximo del 65 % por mineral, con el fin de mitigar riesgos geopolíticos y garantizar el abastecimiento a largo plazo.
La Unión Europea enfrenta un reto estratégico crucial en su camino hacia la transición energética y la independencia industrial: asegurar el suministro de minerales críticos esenciales para el desarrollo de tecnologías verdes y digitales.
Recursos como el litio, el cobre, el vanadio o el cromo son fundamentales para la fabricación de baterías, turbinas eólicas, paneles solares, vehículos eléctricos y componentes electrónicos, todos ellos pilares de la economía del futuro.
Consciente de esta necesidad, la UE planea invertir más de 10 mil millones de euros en proyectos de exploración, minería y reciclaje de materias primas clave.
Esta inversión, considerada inicial, podría ampliarse significativamente mediante la participación del sector privado, alcanzando hasta 100 mil millones de euros, según estimaciones del sector.
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El objetivo es claro: impulsar la producción interna y reducir la dependencia de proveedores externos, especialmente de países como China, que actualmente controla más del 65 % del suministro global de varios minerales estratégicos.
En el marco de su estrategia de materias primas, la UE se ha fijado metas ambiciosas de cara a 2030: extraer al menos el 10 % del consumo anual de minerales críticos dentro del territorio europeo, procesar el 40 % en instalaciones del bloque y reciclar el 25 % del total consumido.
Asimismo, se busca limitar la dependencia de cualquier país tercero a un máximo del 65 % por mineral, con el fin de mitigar riesgos geopolíticos y garantizar el abastecimiento a largo plazo.
Bernd Schaefer, director ejecutivo de EIT RawMaterials, una entidad respaldada por la Comisión Europea, ha subrayado la necesidad urgente de crear un fondo específico para la exploración minera, con una dotación inicial de al menos 10 mil millones de euros.
Según Schaefer, este fondo permitiría acelerar proyectos clave en etapas tempranas y atraer inversiones complementarias del sector privado.
Además, propuso que la UE asigne recursos concretos a esta prioridad en su próximo presupuesto de siete años, que entrará en vigor a partir de 2028. En ese marco, sugiere una inversión inicial de entre 1.000 y 2.000 millones de euros, con posibilidad de incrementarse conforme avancen los proyectos.
La creciente tensión geopolítica y el aumento del gasto en defensa por parte de los Estados miembros están generando una demanda adicional de ciertos minerales específicos como el titanio, el molibdeno y el cromo.
Aunque los volúmenes requeridos no sean tan elevados como en el sector energético, su importancia estratégica es considerable, especialmente en aplicaciones militares. Según Schaefer, “el sentido de urgencia en este ámbito supera incluso al de las materias primas vinculadas a la transición energética o la movilidad”.
En este contexto, el director de EIT RawMaterials advirtió que Europa debe actuar con mayor rapidez si no quiere quedarse atrás frente a otras potencias globales. Comparó la situación europea con la de Estados Unidos, que ha adoptado un enfoque más agresivo y proactivo para asegurar el acceso a materias primas críticas.
“Los estadounidenses están muy involucrados en hacer que las cosas avancen. Esto debería ser una llamada de atención para que Europa reaccione y tome decisiones concretas sin más demora”, concluyó.