La petrolera estatal mexicana arrastra pasivos millonarios. Expertos y calificadoras crediticias advierten que, pese al apoyo del Gobierno, su crisis financiera sigue abierta.
Petróleos Mexicanos (Pemex) es la compañía petrolera estatal que opera de forma integrada en toda la cadena de valor del país norteamericano, desde la exploración hasta la comercialización. Según su portal oficial, produce cerca de 1.9 millones de barriles de crudo diarios y más de 5 millones de pies cúbicos de gas natural. Además, cuenta con seis refinerías, seis complejos petroquímicos y nueve plantas de gas, así como con una red logística de 98 terminales terrestres y marítimas que abastecen a más de 6,000 estaciones de servicio en todo México.
Sin embargo, esta empresa estatal se encuentra inmersa en una serie de cuestionamientos debido a sus problemas de liquidez. La presidenta Claudia Sheinbaum responsabilizó a los gobiernos anteriores de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto por el incremento de la deuda de Pemex en alrededor de US$60.000 millones sin mejora en la producción hidrocarburífera.
Recordó que, en 2007, los pasivos sumaban US$46.000 millones y al cierre del sexenio de Peña Nieto llegaron a US$105.000 millones, en un contexto de menor extracción de petróleo, gas y combustibles que derivó en mayor dependencia de importaciones. Es preciso mencionar que esta crisis financiera también alcanza la estructura operativa de la compañía, siendo el golpe más reciente la renuncia de la directora comercial, Margarita Pérez.
Acciones de la administración Sheinbaum para saldar la deuda
Para enfrentar esta situación, la presidenta Sheinbaum anunció un plan de regularización de pagos a proveedores a través de un fondo de inversión. La Secretaría de Hacienda presentó el Paquete Económico 2026, que contempla por última vez transferencias directas a Pemex para cubrir su deuda. El plan establece que la petrolera recibirá apoyo en 2025 y 2026, con la meta de que en 2027 pueda operar sin recursos adicionales del erario, en un intento por asegurar su sostenibilidad financiera.
Sin embargo, Moody’s contradijo estas proyecciones. La agencia crediticia advirtió que el respaldo estatal no terminará en 2027 debido a las presiones financieras y operativas de Pemex. La calificadora estimó que en 2026 se destinarán US$14.000 millones al pago de deuda, casi el doble que este año.
Moody’s advierte riesgos
Aunque la nota crediticia de Pemex mejoró de B3 a B1, la analista Roxana Muñoz advirtió a Bloomberg en Línea que las metas de producción y refinación “no” serán suficientes para cubrir sus compromisos.
Por su parte, José Gonzales, editor internacional de Rumbo Minero America Mining, explicó que la situación financiera de Pemex responde a un patrón común en la región, donde las petroleras estatales. Añadió que, para tener una idea de la dimensión de la deuda de la petrolera, ésta es casi el equivalente a «poco menos de dos tercios del PBI del Perú». Si el PBI del Perú es 300 mil millones aproximadamente, la deuda de la petrolera estaría cerca de 170 mil millones.
PEMEX y PetroPerú: ¿más similitudes que diferencias?
El analista resaltó que la petrolera mexicana mantiene un rol estratégico incuestionable para el Estado, a diferencia de lo que ocurre en Perú con Petroperú. Gonzales señaló que la situación de Petroperú guarda similitudes con la de Pemex, ya que ambas requieren respaldo del Estado para reducir sus costos financieros. Explicó que, en un escenario de crisis, un aval gubernamental permite acceder a mejores condiciones de crédito, aunque conlleva que, en caso de incumplimiento, sea el propio Estado quien asuma la deuda.
“La clave es que si esa deuda es no de corto plazo, sino de largo plazo, se le da espacio, así como en Pemex a PetroPerú, para que haga lo que se llama el work out. Es decir, que resuelva su problema financiero operativo, que tenga resultados positivos y pueda pagar esa deuda”, mencionó.
Respecto a México, Gonzales indicó que “en el caso de Pemex, no se está discutiendo la privatización de la compañía”, dado que el sector petrolero se mantiene reservado al Estado, aunque se abrió espacio a la inversión privada en bloques de producción. Destacó que este modelo mixto aporta ingresos fiscales mediante impuestos y canon, aunque persiste la incertidumbre sobre si el plan en marcha será suficiente.
“¿Va a funcionar el plan de Pemex? No se sabe a ciencia cierta. Hay una discusión de que si las medidas son suficientes. Es decir, las calificadoras de riesgo ven las medidas como positivas, porque se está teniendo estructuralmente el problema”, afirmó.
Existe esta discusión si PetroPerú está quebrada o no. «Técnicamente, se podría argumentar que sí, como Pemex. Pero en términos reales no, porque el propietario, que es el Estado, tiene suficientes recursos para mantener la compañía funcionando”, aseguró Gonzales. No obstante, aseveró que existe una luz al final del túnel si la administración gubernamental es capaz de restruccturar la deuda.
«¿Cómo se resuelve eso? En la medida que los gastos operativos se pueden recortar hasta cierto nivel, pero no se pueden eliminar, es reestructurando la deuda», concluyó.