Al menos cuatro buques que transportan cobre refinado navegan rumbo a puertos de Estados Unidos con el objetivo de arribar antes del 1 de agosto, fecha en que entrará en vigencia un nuevo arancel del 50% anunciado por el presidente Donald Trump.
La medida ha desencadenado una carrera logística por ingresar el metal al país norteamericano y capitalizar un arbitraje de precios que ya está reconfigurando el comercio global del cobre.
Operadores aceleran envíos para esquivar sobrecostos millonarios
Entre las embarcaciones en ruta se encuentra el granelero Kiating, que zarpó desde el puerto australiano de Townsville con 8.000 toneladas métricas de cobre refinado. Según datos de la consultora Kpler, el buque alteró su itinerario y ahora prevé arribar a Hawái el 30 de julio, evitando así la penalización arancelaria. Otros dos cargamentos recientes desde el mismo puerto contenían cobre de Mount Isa Mines, subsidiaria de Glencore.
En América Latina, tres buques con cargamentos chilenos también maniobran para ingresar a tiempo. El Louise Auerbach se encuentra cerca de Colombia y apunta a llegar el 28 de julio a Tampa, Florida. Le siguen el BBC Norway, ya en tránsito por Panamá, y el BBC Campana, actualmente frente a la costa norte de Chile. El trayecto desde el norte chileno hasta el sur de EE.UU. toma entre 10 y 15 días.
También puedes leer: Polonia logra su mayor hallazgo de petróleo en el Mar Báltico
Arbitraje multimillonario y tensión en puertos
El apuro tiene sustento económico: en un buque con 15.000 toneladas, la diferencia entre entrar antes o después de la fecha límite puede representar hasta US$ 70 millones en aranceles. Por ello, algunas compañías consideran descargar en el primer puerto estadounidense que encuentren o pagar tarifas preferenciales para acelerar los trámites aduaneros y garantizar la entrada previa al 1 de agosto.
Jugadores clave y dinámica del mercado
Desde febrero, grandes operadores como Glencore, Trafigura, Mercuria, Hartree Partners e IXM han intensificado sus exportaciones de cobre hacia EE.UU., anticipando el nuevo escenario proteccionista. La orden ejecutiva de Trump, que instruyó una revisión del impacto del cobre extranjero, ha generado incertidumbre y volatilidad en un mercado ya presionado por la transición energética global.
Para los países productores como Chile y Perú —principales abastecedores mundiales de cobre refinado—, esta situación podría alterar flujos comerciales establecidos, afectando precios, contratos y decisiones logísticas en lo que resta de 2025.