Caretas evidenció que personas provenientes de zonas mineras de la sierra han ocupado la playa para extraer oro utilizando palas, mangueras, dragas artesanales y botellas con mercurio
La minería ilegal no conoce límites: ha tomado socavones, ríos, la selva y ahora también playas. Un reportaje de la revista Caretas reveló que esta actividad ilícita ha llegado hasta la playa de Guadalupito, en La Libertad, una región actualmente bajo estado de emergencia para contener la violencia vinculada a la minería ilegal, como la vivida en la provincia de Pataz.
Según la investigación, personas provenientes de zonas mineras de la sierra han ocupado la playa para extraer oro utilizando palas, mangueras, dragas artesanales y botellas con mercurio, que aplican directamente sobre la arena para separar el mineral de los sedimentos arrastrados por los ríos hacia la costa. Todo ello sin ningún tipo de control ambiental ni sanitario, generando una grave amenaza de contaminación marina y riesgos severos para la salud de quienes manipulan el metal tóxico.
La situación ha escalado al punto de que sectores del balneario han sido informalmente lotizados con sogas, estacas y marcas en la arena que simulan concesiones mineras. “Lo que era un balneario hoy parece un asentamiento minero”, advierte Caretas, alertando sobre la total ausencia de fiscalización estatal y el posible deterioro irreversible del ecosistema costero.
Hasta ahora no se han realizado operativos ni acciones preventivas por parte del Estado. Si bien, a diferencia de Pataz, el fenómeno en Guadalupito aún no presenta indicios de violencia ni presencia de crimen organizado, su expansión descontrolada podría convertirse en una nueva zona crítica si no se actúa a tiempo.