Según la SUNAT, la intervención fue resultado de un trabajo de inteligencia y análisis de perfiles de riesgo, que permitió detectar el cargamento declarado como grava.
En un golpe sin precedentes al tráfico de insumos para la minería ilegal, la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT) incautó un cargamento de aproximadamente cuatro toneladas de mercurio camuflado en 20 toneladas de piedra chancada, que tenía como destino final Bolivia. La operación, realizada en el puerto del Callao, constituye la mayor incautación de mercurio destinada a la minería ilegal en Sudamérica.
Según la SUNAT, la intervención fue resultado de un trabajo de inteligencia y análisis de perfiles de riesgo, que permitió detectar el cargamento declarado como grava. El uso de equipos tecnológicos especializados y análisis de laboratorio reveló que el material estaba impregnado con mercurio, un metal tóxico cuyo valor asciende a más de 1.7 millones de soles (unos 500 mil dólares).
La mercancía procedía de México y era parte de un sofisticado circuito internacional de contrabando, que ya ha sido objeto de investigaciones de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA, por sus siglas en inglés). La organización indicó que esta operación se enmarca en el tráfico ilícito de mercurio entre México, Perú, Colombia y Bolivia, una red que vulnera las normativas nacionales y el Convenio de Minamata, tratado internacional que busca reducir la contaminación por este metal.

La EIA explicó que el mercurio se oculta en la gravilla mediante un proceso de impregnación, para luego ser recuperado en el país de destino mediante “tostación” en hornos rotativos y columnas de condensación. Se estima que el cargamento incautado podría rendir unas cuatro toneladas de mercurio líquido, insumo clave para el proceso de amalgamación del oro utilizado por la minería ilegal.
Graves riesgos ambientales y para la salud
La SUNAT advirtió que este decomiso evita un grave impacto ambiental y sanitario. El mercurio, liberado sin control y quemado con combustible, contamina aire, agua y suelos, y puede acumularse en peces y otros animales, afectando a las comunidades que dependen de estos recursos. En los seres humanos, su exposición causa daños neurológicos, problemas de visión y audición, temblores, pérdidas de memoria y graves afectaciones en el desarrollo fetal.