Especialistas destacan que el país tiene gran potencial en energías limpias, pero necesita profesionales capaces de integrar aspectos técnicos, económicos y sociales.
La revolución digital y la transición hacia una economía baja en carbono están redefiniendo el mercado laboral global, y en Perú la Ingeniería de la Energía emerge como una de las carreras con mayor proyección. Más allá de ser una meta ambiental, la migración hacia energías limpias es una necesidad económica y de seguridad energética. “La transición energética se ha convertido en una de las metas más cruciales a nivel global”, afirmó Eunice Villicaña, directora del Departamento de Ingeniería de la Energía de UTEC, a diario Gestión subrayando que todas las economías están adaptándose a esta nueva revolución industrial.
Los expertos coinciden en que esta transformación exige profesionales con visión integral. Edwin Quintanilla, director de la Maestría en Gestión de la Energía de ESAN, sostuvo que “es necesario reconocer que la transición energética es la mayor transformación global que enfrenta la humanidad… la industria se transformará y quienes se preparen en estos campos deben entender bien por qué se da la transición global y cuál es el impacto en el Perú”. Villicaña añadió que un ingeniero en energía debe ser observador, adaptable y con deseo de transformar la calidad de vida, competencias que se desarrollan a lo largo de la formación profesional.
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Los perfiles más demandados combinan capacidades técnicas y de gestión, incorporando criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) para asegurar inversiones sostenibles. En este sentido, UTEC incorporará desde 2026 especialidades en sistemas eléctricos de potencia, gestión energética, energías renovables y eficiencia energética en su malla curricular. Quintanilla resaltó también la importancia de evaluar la pertinencia tecnológica, señalando que alternativas como la energía mareomotriz presentan costos aún elevados frente a otras fuentes.
El reto no es solo tecnológico, sino también social. Los especialistas advierten que los futuros proyectos deberán lograr aceptación en las comunidades, evitando impactos como la ocupación de tierras agrícolas. Para Villicaña, el camino de Perú hacia un modelo energético más limpio dependerá de ingenieros capaces de equilibrar innovación, sostenibilidad y viabilidad social, consolidando al sector como un pilar del desarrollo nacional.