África se perfila como escenario de competencia global para desafiar el dominio de China sobre minerales clave en la transición energética
Las gigantescas industrias globales de tecnología y electromovilidad, han convertido a África en uno de los principales centros de abastecimiento de varios de sus insumos básicos. Concretamente, de la amplia gama de minerales no metálicos que de manda para sostener su explosivo crecimiento actual, pero también de metales como el cobre o el hierro.
De hecho, los países que conforman el continente africano son 54 (55 si se considera a Sahara Occidental, región actualmente en disputa). Y, según diversos estudios, 30 de esos países producen, en conjunto, al menos 20 de los materiales críticos que son parte de las listas oficiales tanto del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) (compuesta por 68 productos), como de la Unión Europea (34 productos).
Siendo así, es totalmente explicable que, en el actual estado de desarrollo en que se encuentran las industrias tecnológicas, África se haya convertido en ‘zona de interés estratégico’ para las grandes potencias manufactureras del mundo: China, en el primer lugar excluyente; pero también países europeos como Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Portugal e Italia.
El ‘interés’ de esas potencias es funda mentalmente económico: asegurarse el abastecimiento de esos insumos clave desde ya y a futuro. Pero debido a la importancia crítica que para ellas tiene este objetivo, es explicable también que la pugna por conseguirlo haya convertido a la región en uno más de los escenarios del intenso enfrentamiento geopolítico que actualmente libran los colosos eco nómicos mundiales.
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Oferta diversa y abundante
Ciertamente, la razón de la creciente atracción que genera hoy África entre las potencias económicas globales es su notable diversidad de productos mineros pero lo es más aún una circunstancia extraordinaria: que todos esos productos se encuentran concentrados en gran par te del área geográfica que el continente comprende, una situación que, geológica mente, es única en el mundo.
De ahí que la minería africana, literalmente, está en capacidad de atender -como ya lo hace desde décadas atrás- la de manda de insumos de la mayoría de gran des industrias globales, todas domina das hasta hace no mucho por los países desarrollados occidentales.
Entre estas se cuentan, por ejemplo, grandes actividades económicas tradicionales como las de manufactura industrial (hierro, estaño), lujo (oro, platino, diamantes y piedras preciosas), mercados de capitales (oro), química (manganeso), generación nuclear (uranio), fertilizantes (fosfatos), entre varias otras. En todas las cuáles, además, África ha desempeñado el papel de proveedor importante, pero de ‘bajo perfil’.
Esa situación, sin embargo, comenzó a cambiar a partir del año 2000 y se ha acelerado en el último quinquenio.
La razón fundamental y determinante de este hecho es una: la explosiva expansión del proceso de transición energética y de las industrias tecnológicas, lo que ha impulsado la creación y fabricación de aparatos alimentados con fuentes de energía autónoma.
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