Actualmente, Estados Unidos solo produce el 5 % del uranio que consume, lo que expone una fuerte dependencia del suministro extranjero.
Las recientes órdenes ejecutivas del presidente Donald Trump para cuadruplicar la capacidad nuclear de EE. UU. y reconstruir el ciclo del combustible de uranio han sido bien recibidas por desarrolladores del sector. Las medidas, que invocan la Ley de Producción de Defensa y asignan al Departamento de Energía la tarea de recuperar el control nacional del ciclo completo del combustible, son vistas como un respaldo estratégico a años de inversión en recursos internos.
Empresas como Uranium Energy Corp (UEC) consideran estas acciones una transformación del panorama energético. Su presidente, Amir Adnani, afirmó que estas órdenes representan un mensaje claro sobre la conexión entre seguridad energética y seguridad nacional, y destacó la disposición de la UEC para proveer uranio 100 % estadounidense.
Actualmente, Estados Unidos solo produce el 5 % del uranio que consume, lo que expone una fuerte dependencia del suministro extranjero. La Casa Blanca calificó el ciclo del combustible como “gravemente atrofiado” y anunció planes para revitalizarlo mediante adquisiciones, asociaciones público-privadas y apoyo a la producción nacional integrada verticalmente.
Premier American Uranium también celebró las medidas, viéndolas como un cambio decisivo que refuerza su estrategia centrada en EE. UU. Su director ejecutivo, Colin Healey, señaló que la empresa nació para responder al resurgimiento del interés nuclear y que las órdenes ejecutivas validan sus proyectos en estados clave como Wyoming, Nuevo México y Colorado.
Además del fortalecimiento de la cadena de suministro, las órdenes incluyen la meta de aumentar la capacidad nuclear de 100 GW a 400 GW para 2050. Esto se logrará mediante la aceleración de licencias, la construcción de nuevos reactores y la modernización de plantas existentes, con énfasis en la minería, el enriquecimiento y la conversión de uranio.
Finalmente, las directivas promueven el desarrollo de talento especializado, impulsando programas de formación en colaboración con laboratorios nacionales. Adnani concluyó que el uranio ha pasado de ser solo un recurso a convertirse en una prioridad estratégica para la transición energética, con EE. UU. retomando el liderazgo en el sector nuclear.